"Las alambradas del campo, los muros de las cámaras de gas, la arcilla de
un foso antitanque unían ahora a millones de personas de edades,
profesiones y lenguas diferentes, con intereses materiales y
espirituales dispares, creyentes fanáticos y fanáticos ateos,
trabajadores, parásitos, médicos y comerciantes, sabios e idiotas,
ladrones, idealistas, contempladores, buenos, santos y crápulas. Todos
estaban destinados al exterminio."
Vasili Grossman, Vida y destino, p. 609