"Había
llegado el momento para el nacionalsocialismo de realizar sus más
crueles designios contra la vida humana y la libertad. Los líderes del
fascismo mienten cuando afirman que la tensión de la lucha les obliga a
ser tan crueles. Al contrario, el peligro los reconduce a la cordura; la
falta de confianza en sus fuerzas les obliga a moderarse.
El
día en que el fascismo esté convencido de su triunfo definitivo, el
mundo se atragantará en sangre. Cuando el fascismo no encuentre más
resistencia armada, nada contendrá ya a los verdugos de los niños, las
mujeres y los viejos. Porque el ser humano es el gran enemigo del
fascismo."
Vasili Grossman, Vida y destino, p. 238