Primero vino la burbuja de las punto.com, asociada a un puñado de compañías virtuales con infladas perspectivas de un brillante futuro, enormes entradas de capital y cotizaciones por las nubes. Se entonaban cantos a la 3ª revolución industrial. Después vino la burbuja de las hipotecas incobrables (subprime) con virtuales rentas futuras y reales desastres inmobiliarios. La tercera burbuja se llama “fracking” y los protagonistas son los mismos banqueros y especuladores de las anteriores, a los que se han añadido las petroleras. También suena aquí la melodía de una nueva revolución industrial que nos va a sacar de la crisis. El material pirotécnico gira ahora entorno a la rentabilidad virtual de una nueva técnica de extracción de energía fósil. Pero la realidad concomitante suena a contaminación, polución, agotamiento de recursos hidráulicos, cargas adicionales a los contribuyentes y un paisaje dantesco de millones de pozos abandonados.
Patricia Dodd Racher: "Para los adictos a la energía fósil, el fracking equivale a la reutilización de las sucias agujas de una sesión anterior".
James Hansen (considerado el mejor científico sobre el clima): "Las arenas bituminosas canadienses contienen 240 gigatones de carbón mientras que las pizarras norteamericanas contienen 300 gigatones adicionales. Si quemamos todo esto no hay esperanza alguna de evitar el punto de inflexión planetario".
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