"Ya sólo hablaban de brujería y no se juntaban con ella. La esquivaban e insultaban porque se peinaba de otro modo, porque se ataba el pañuelo a la cabeza de otro modo, porque pintaba sus puertas y ventanas de modo distinto a como lo hacía la gente del pueblo, porque usaba otro tipo de ropa y tenía otros días de fiesta, porque nunca barría el empedrado de la calle y en los días de matanza bebía como un hombre y por la noche estaba borracha y en vez de lavar la vajilla y salar tocino, bailaba sola con su escoba."
Herta Müller, En tierras bajas, p.53