"Aquel
día, Austerlitz, después de que hubiéramos
dejado nuestros puestos aventajados en la terraza y paseado por
el centro de la ciudad, habló largo rato de las huellas del
dolor que, como él decía saber, atravesaban la historia
en finas líneas innumerables."
W. G. Sebald, Austerlitz, p. 17