Nublado. Lloviznas débiles durante todo el día.
Lluvia: 5 l./m2
Temperatura: 4'8º a 8'2º
Humedad: 30-42
Presión atmosférica: 1021 mb
Luna: Menguante
los pensamientos de un cabrero
pensamientos, reflexiones, ocurrencias, lecturas...
mientras pastoreo mis cabras
sábado, 30 de noviembre de 2013
chorizos, vagos y maleantes
A todas las personas que deberían ocupar los asientos vacíos del Parlamento Europeo... les pagamos entre todos un pequeño sueldo de 12.000 euros (SI, DOCE MIL) al mes... no sabemos bien para qué...
vértigo
«Aquel que quiere permanentemente "llegar más alto" tiene que contar con que algún día le invadirá el vértigo.
¿Qué es el vértigo? ¿El miedo a la caída? ¿Pero por qué también nos da vértigo en un mirador provisto de una valla segura? El vértigo es algo diferente del miedo a la caída. El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados.»
Milan Kundera, La insoportable levedad del ser, p. 67
¿Qué es el vértigo? ¿El miedo a la caída? ¿Pero por qué también nos da vértigo en un mirador provisto de una valla segura? El vértigo es algo diferente del miedo a la caída. El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados.»
Milan Kundera, La insoportable levedad del ser, p. 67
viernes, 29 de noviembre de 2013
viernes 29 de noviembre de 2013
Nublado
Temperatura: -0'2º a 6'1º
Humedad: 29-36
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Luna: Menguante
Temperatura: -0'2º a 6'1º
Humedad: 29-36
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Luna: Menguante
Lo seco y lo húmedo
Jonathan Littell, Lo seco y lo húmedo, RBA, Barcelona, 2009
Una reflexión sobre el fascismo por medio del lenguaje de un fascista: Léon Degrelle
nota de lectura (Revista de Libros)
nota de lectura (elversoysureverso)
El fascista perfecto (El País, 20/04/2008)
Una reflexión sobre el fascismo por medio del lenguaje de un fascista: Léon Degrelle
nota de lectura (Revista de Libros)
nota de lectura (elversoysureverso)
El fascista perfecto (El País, 20/04/2008)
cuando duermen los árboles
"Aunque no nos demos cuenta, un árbol está vivo, y siente, y sufre, y se retuerce de dolor cuando el hacha entra en su carne, formando las estrías y los nudos por los que penetrarán más tarde el moho y la carcoma que acabarán pudriéndola algún día. En cambio, con la luna menguante, los árboles duermen y, como cuando un hombre se muere, de repente, en pleno sueño, ni siquiera se dan cuenta de que están siendo cortados. Y así, su madera queda lisa, compacta, impenetrable, capaz de resistir la podredumbre de la tierra muchos años."
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p. 132
contar la muerte
"... la muerte nunca estuvo vagando más de un día por el pueblo. Cuando alguien moría, la noticia pasaba, de vecino en vecino, hasta el final del pueblo y el último en saberlo salía hasta el camino para contárselo a una piedra. Era el único modo de librarse de la muerte."
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p. 116
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p. 116
lenta y mansa lluvia del otoño
"... de pronto, hacia las dos o las tres de la mañana, un viento suave se abrió paso por el río y la ventana y el tejado del molino se llenaron de repente de una lluvia compacta y amarilla. Eran las hojas muertas de los chopos, que caían, la lenta y mansa lluvia del otoño que de nuevo regresaba a las montañas para cubrir los campos de oro viejo y los caminos y los pueblos de una dulce y brutal melancolía."
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p. 81
jueves, 28 de noviembre de 2013
jueves 28 de noviembre de 2013
Niebla hasta mediodía. Cielo despejado
Temperatura: -0'4º a 6º
Humedad: 28-39
Presión atmosférica: 1027 mb
Luna: Menguante
Temperatura: -0'4º a 6º
Humedad: 28-39
Presión atmosférica: 1027 mb
Luna: Menguante
emigración
"Parecía como si un extraño viento hubiese atravesado de repente estas montañas provocando una tormenta en cada corazón y en cada casa. Como si un día, de pronto, las gentes hubieran levantado sus cabezas de la tierra, después de tantos siglos, y hubieran descubierto la miseria en que vivían y la posibilidad de remediarla en otra parte."
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p. 77
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p. 77
pena de muerte
Marc Chagall, Exodus
La Iglesia Católica, hoy, siendo consecuente con su "catecismo", apoyaría la ejecución de Jesús de Nazaret, con el fin de preservar el orden público...
miércoles, 27 de noviembre de 2013
miércoles 27 de noviembre de 2013
Nublado con algunos claros. Nieva muy débilmente por la tarde.
Temperatura: 1º a 5'8º
Humedad: 26-33
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Luna: Menguante
Temperatura: 1º a 5'8º
Humedad: 26-33
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Luna: Menguante
genocidios
"Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de religión o de política"
(Diccionario de la RAE)
Han sido y siguen siendo muchos los genocidios llevados a cabo en todas las épocas y por toda clase de sociedades, pero en los últimos siglos se han caracterizado sobre todo por su eficacia "industrial".
El genocidio más "popular" sigue siendo el que ha sido denominado "holocausto" o "shoah". Ambas denominaciones describen muy mal el genocidio que puso en marcha el régimen nacionalsocialista alemán del III Reich. "Holocausto" significa "quemar por completo" y se ha utilizado históricamente para referirse a los sacrificios de víctimas que se inmolaban a los dioses. "Shoah" es un término hebreo que significa "catástrofe". Este término puede resultar indicado para los judíos, pero no para otros pueblos y colectivos que también fueron sistemáticamente exterminados por el régimen nazi como gitanos, comunistas, homosexuales o disidentes.
Han sido muchos los genocidios a lo largo de la historia, como el que fue iniciado por los españoles "conquistadores" que desembarcaron en el continente americano a finales del siglo XV o por los ingleses que hicieron lo mismo a partir del siglo XVII. Genocidios fueron también los que se llevaron a cabo en Australia y en Nueva Zelanda con la población aborigen o en África a lo largo de tantos siglos. Durante el siglo XX, además del genocidio que llevaron a cabo los nazis de la Alemania del III Reich, no hay que olvidar otros genocidios como las limpiezas comunistas de Stalin, de Mao o de Pol Pot, el genocidio contra los disidentes políticos durante la dictadura franquista, el genocidio de los armenios, el genocidio yugoslavo, el genocidio en Ruanda, el practicado por Israel contra los palestinos, y los más recientes contra el mundo musulmán que tienen como ideólogos y brazos ejecutores a las modernas y "civilizadas" democracias occidentales.
Según el sociólogo e historiador estadounidense Michael Mann, el genocidio es el grado más extremo de violenciaintergrupal y el más extremo de todos los actos de limpiezaétnica. Para este autor el impacto de los genocidios durante el siglo XX es devastador, tanto por el número de víctimas, que cifra en más de 60 millones de personas, como en la extrema crueldad de las agresiones.
Más información en: Aben Zayde
(Diccionario de la RAE)
Francisco de Goya, El sueño de la razón produce monstruos
Han sido y siguen siendo muchos los genocidios llevados a cabo en todas las épocas y por toda clase de sociedades, pero en los últimos siglos se han caracterizado sobre todo por su eficacia "industrial".
El genocidio más "popular" sigue siendo el que ha sido denominado "holocausto" o "shoah". Ambas denominaciones describen muy mal el genocidio que puso en marcha el régimen nacionalsocialista alemán del III Reich. "Holocausto" significa "quemar por completo" y se ha utilizado históricamente para referirse a los sacrificios de víctimas que se inmolaban a los dioses. "Shoah" es un término hebreo que significa "catástrofe". Este término puede resultar indicado para los judíos, pero no para otros pueblos y colectivos que también fueron sistemáticamente exterminados por el régimen nazi como gitanos, comunistas, homosexuales o disidentes.
Han sido muchos los genocidios a lo largo de la historia, como el que fue iniciado por los españoles "conquistadores" que desembarcaron en el continente americano a finales del siglo XV o por los ingleses que hicieron lo mismo a partir del siglo XVII. Genocidios fueron también los que se llevaron a cabo en Australia y en Nueva Zelanda con la población aborigen o en África a lo largo de tantos siglos. Durante el siglo XX, además del genocidio que llevaron a cabo los nazis de la Alemania del III Reich, no hay que olvidar otros genocidios como las limpiezas comunistas de Stalin, de Mao o de Pol Pot, el genocidio contra los disidentes políticos durante la dictadura franquista, el genocidio de los armenios, el genocidio yugoslavo, el genocidio en Ruanda, el practicado por Israel contra los palestinos, y los más recientes contra el mundo musulmán que tienen como ideólogos y brazos ejecutores a las modernas y "civilizadas" democracias occidentales.
Según el sociólogo e historiador estadounidense Michael Mann, el genocidio es el grado más extremo de violenciaintergrupal y el más extremo de todos los actos de limpiezaétnica. Para este autor el impacto de los genocidios durante el siglo XX es devastador, tanto por el número de víctimas, que cifra en más de 60 millones de personas, como en la extrema crueldad de las agresiones.
Más información en: Aben Zayde
ruinas
"... el tiempo sacudió los muros del silencio y penetró entre sus ruinas arrastrando a su paso recuerdos y hojas muertas."
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p. 41
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p. 41
fotografía: couleurs
"La savia de la muerte había ya invadido todo el pueblo, roía las maderas y el aire de las casas..."
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p.121
"Como arena, el silencio sepultará las casas. Como arena, las casas se desmoronarán. Oigo ya sus lamentos. Solitarios. Sombríos. Ahogados por el viento y la vegetación. Caerán poco a poco, sin ningún orden cierto, sin ninguna esperanza, arrastrando en su caída a todas las demás. Unas irán hundiéndose despacio, muy despacio, bajo el peso del musgo y de la soledad. Otras, caerán de bruces en el suelo de repente, violenta y torpemente, como animales abatidos por las baals de un paciente e inexorable cazador. Pero todas, más tarde o más temprano, más tiempo o menos tiempo resistiendo inútilmente, acabarán un día devolviéndole a la tierra lo que siempre fue suyo..."
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p.125
"... caerán como alimañas sobre las piedras indefensas de este pueblo... "
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p.128
la cabra suelta en el huerto
La cabra suelta en el huerto
andaba comiendo albahaca. Toronjil comió después
y después tallos de malva. Era blanca como un queso,
como la luna era blanca. Cansada de comer hierbas,
se puso a comer retamas. Nadie la vio sino Dios.
Mi corazón la miraba. Ella seguía comiendo
flores y ramas de salvia. Se puso a balar después,
bajo la clara mañana.
Su balido era en el aire
un agua que no mojaba. Se fue por el campo fresco,
camino de la montaña. Se perfumaba de malvas
el viento, cuando balaba.
Óscar Castro (poeta chileno, 1910-1947)
he visto sueños
HE VISTO SUEÑOS
Yo he visto sueños que nadie recuerda
y llantos en tumbas equivocadas.
He visto abrazos en un avión que cae
y calles de arterias todas abiertas.
Yo vi volcanes más dormidos aún
que raíces de un árbol genealógico,
y vi también a un niño que no teme la lluvia.
Pero a mí no me vio nadie.
A mí nadie me vio.
Nikola Madzirov, Lo que dijimos nos persigue
Yo he visto sueños que nadie recuerda
y llantos en tumbas equivocadas.
He visto abrazos en un avión que cae
y calles de arterias todas abiertas.
Yo vi volcanes más dormidos aún
que raíces de un árbol genealógico,
y vi también a un niño que no teme la lluvia.
Pero a mí no me vio nadie.
A mí nadie me vio.
Nikola Madzirov, Lo que dijimos nos persigue
vejez
"... la angustia de acercarme a una vejez que... me había resistido a aceptar como la mía..."
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p.40
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p.40
adoptaba sus recuerdos como míos
"Recuerdo que, de niño, escuchaba a mi padre historias y sucesos de otro tiempo, veía a mis abuelos y a los viejos del pueblo sentados junto al fuego y el pensamiento de que ellos ya existían cuando yo ni siquiera había nacido me llenaba de angustia y me dolía. Entonces, sin que nadie lo supiera -sentado en el escaño, en un rincón, seguramente ni siquiera me veían-, escuchaba hasta dormirme sus relatos y adoptaba sus recuerdos como míos."
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p. 40
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p. 40
las pesadas paredes del olvido
"La soledad... me ha obligado... a construir sobre recuerdos las pesadas paredes del olvido."
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p. 40
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p. 40
recuerdos inventados
"¿No lo habré quizá soñado o imaginado todo para llenar con sueños y recuerdos inventados un tiempo abandonado y ya vacío?"
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p. 39
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p. 39
martes, 26 de noviembre de 2013
martes 26 de noviembre de 2013
Nublado. Lloviznas débiles.
Lluvia: 3 l./m2
Temperatura: 3'6º a 5'8º
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Luna: Menguante
Lluvia: 3 l./m2
Temperatura: 3'6º a 5'8º
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Luna: Menguante
el mal y la mentira
El mal existe. El bien, en cambio, no es más que una idea... un ideal...
La mentira existe. Hablar es mentir. Nuestras caras mienten contínuamente. La verdad, en cambio, no es más que una idea... un ideal...
Nada más peligroso que alguien que pretende tener "la verdad", saber "la verdad"... si se lo cree es incluso más peligroso que si sabe que es mentira...
La mentira existe. Hablar es mentir. Nuestras caras mienten contínuamente. La verdad, en cambio, no es más que una idea... un ideal...
Nada más peligroso que alguien que pretende tener "la verdad", saber "la verdad"... si se lo cree es incluso más peligroso que si sabe que es mentira...
y la memoria se ilumine
"A veces, uno cree que todo lo ha olvidado, que el óxido y el polvo de los años han destruido ya completamente lo que, a su voracidad, un día confiamos. Pero basta un sonido, un olor, un tacto repentino e inesperado, para que, de repente, el aluvión del tiempo caiga sin compasión sobre nosotros y la memoria se ilumine con el brillo y la rabia de un relámpago."
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p. 30
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, p. 30
lunes 25 de noviembre de 2013
Nublado. Lloviznas débiles.
Lluvia: 1 l./m2
Temperatura: 4'6º a 7'8º
Humedad: 29-38
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Luna: Menguante
Lluvia: 1 l./m2
Temperatura: 4'6º a 7'8º
Humedad: 29-38
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Luna: Menguante
comunicación estratégica
"Ahora, por regla general, la comunicación existe para transmitir una información que también podría ser diferente."
Niklas Luhmann
Niklas Luhmann
lunes, 25 de noviembre de 2013
la célebre rana saltarina
Mark Twain, La célebre rana saltarina del distrito de Calaveras, The Saturday Press, 18 de noviembre de 1865.
Para cumplir el encargo de un amigo que me escribía desde el Este, fui a hacer una visita a ese simpático joven y viejo charlatán que es Simón Wheeler. Fui a pedirle noticias de un amigo de mi amigo, Leónidas W. Smiley, y este es el resultado.
Tengo una vaga sospecha de que Leónidas W. Smiley no es más que un mito, que mi amigo nunca lo conoció, y que mencionárselo a Simón Wheeler era motivo suficiente para que él recuerde al maldito Jim Smiley, y me aburra a muerte con alguna anécdota insoportable de ese personaje de historia tan larga, cansadora y falta de interés. Si era esa la intención de mi amigo, lo logró.
Encontré a Simón Wheeler soñoliento y cómodamente instalado cerca de la chimenea, en el banco de una vieja taberna en ruinas, situada en medio del antiguo campo minero de El Angel. Observé que era gordo y calvo y que tenía en su rostro una expresión de dulce simpatía y de ingenua sencillez. Se despertó y me saludó. Le dije que uno de mis amigos me había encargado hacer algunas averiguaciones sobre un querido compañero de infancia, llamado Leónidas W. Smiley, el reverendo Leónidas W. Smiley, joven ministro evangelista, que había residido algún tiempo en el campo de El Angel. Agregué que si él podía darme informes sobre el tal Leónidas W. Smiley, yo le quedaría muy agradecido.
Simón Wheeler me llevó a un rincón, me bloqueó el paso con su silla, se sentó, y luego me envolvió con la siguiente historia monótona. Durante el relato no sonrió una sola vez, ni arqueó una sola vez las cejas, ni cambió de entonación y hasta el final mantuvo el mismo sonsonete uniforme con el que había comenzado su primera frase. Ni una vez mostró el más ligero entusiasmo. Pero su interminable recitado estaba recorrido por un caudal de impresionante y seria sinceridad. No me quedó la menor duda de que él no veía nada de ridículo o de divertido en esta historia. La consideraba, en realidad, como un acontecimiento importante, y juzgaba con admiración a sus dos protagonistas, como hombres inteligentes que demostraban su ingenio. Le dejé, pues, hablar, sin interrumpirlo ni una sola vez.
El reverendo Leónidas W. Smiley. ¡Hum! El reverendo. Me acuerdo perfectamente. Había antes en este lugar un pícaro llamado Jim Smiley. Era el invierno de 1849 o quizás en la primavera de 1850. No recuerdo con exactitud, pero lo que me hace pensar que era aproximadamente esa época, es que la gran barrera del río no estaba terminada cuando él llegó al campo. Siempre diré que jamás se ha visto hombre más particular. Hacía apuestas sobre cualquier cosa, por cualquier cosa, siempre que encontrase con quién. Todo lo que pudiera servir de motivo de apuesta para el otro, también le servía a él. Sólo necesitaba encontrar su hombre. En ese caso, estaba satisfecho. Si no le aceptaban su apuesta, él la intercambiaba con el adversario. Por otra parte, tenía una suerte extraordinaria y generalmente ganaba. Siempre estaba listo y dispuesto a apostar. No se podía mencionar la cosa más pequeña sin que aquel pícaro propusiera una apuesta en favor o en contra. Le daba lo mismo, como ya le dije.
Los días de carreras de caballos se lo encontraba a la salida, colorado de alegría o despojado de hasta el último centavo. Si había una pelea de perros, él apostaba; si había una pelea de gatos, apostaba; si había una riña de gallos, apostaba. Si veía dos pájaros posados sobre una rama, apostaba a cuál volaría primero, y si había una reunión en el campo, ahí precisamente se encontraba él, apostando a que el pastor Walker era el mejor predicador del país. Y lo era en efecto, además de ser una gran persona.
Si Smiley hubiera visto una chinche con la pata alzada para ir no importa adónde, hubiera sido capaz de apostar sobre el tiempo que le tomaría el viaje, y si uno se prendía en la apuesta, habría seguido a la chinche hasta Méjico, sin inquietarse por la distancia o por el tiempo que tardaría en llegar.
Aquí hay un montón de personas que han conocido a ese Smiley y que podrían contarle cosas sobre él. El hubiera apostado sobre cualquier cosa, sin tener preferencias de ninguna clase. Era un tipo audaz. En cierta época, la mujer del pastor Walker estaba muy enferma. Su enfermedad duró mucho tiempo. Creían que ya no tenía salvación. Una mañana, el pastor entró y Smiley le pidió noticias. El pastor le respondió que ella estaba mejor, gracias a la infinita misericordia del Señor, y que con la bendición de la Providencia iba tan bien que seguramente mejoraría rápidamente. Smiley, sin pensar en lo que decía, hizo su apuesta: "A que está muerta, a las dos y media" -dijo.
Ese Smiley tenía una mula a la que los muchachos llamaban "la yegua del cuarto de hora". Eso no era más que una broma, porque, seguramente ella tardaba menos que un cuarto de hora en hacer su camino, y por lo común, él ganaba dinero con esta bestia aunque fuese tan lenta y aunque siempre tuviese ataques de asma, fatiga y otras cosas parecidas. Le podían dar de dos a trescientos metros de ventaja; igual se la alcanzaba pronto. Pero al final de la carrera, se animaba increíblemente, y se ponía a trotar y a galopar, impulsando sus patas hacia todas partes, por el aire o sobre las barreras, levantando una polvareda tremenda, y haciendo un ruido terrible con su tos, y siempre llegaba primera, exactamente por una cabeza.
Tenía también un bulldog pequeño, que parecía no valer ni dos centavos, por su aspecto vulgar y poco agresivo, tanto que al apostar contra él uno temía quedar como un ladrón. Pero cuando el dinero estaba apostado, se convertía en otro perro. Su mandíbula inferior comenzaba a resaltar como la torre de un barco a vapor, y se descubrían sus dientes, brillantes como una hoguera. Otro perro podía correrlo, provocarlo, morderlo, arrojarlo sobre su espalda dos o tres veces. Andrés Jackson - este era su apodo- se dejaba hacer, siempre con el aspecto de un perro al que le parece totalmente natural lo que le hacen. Se doblaban las apuestas, se triplicaban, contra él, hasta que no hubiese más dinero que apostar; entonces, de repente, atrapaba con fuerza al otro perro exactamente en las articulaciones de las patas traseras, sin hincar demasiado los dientes, lo suficiente para cuidar su presa, y mantenerse así tanto tiempo que si no se arrojaba la esponja, hubiera seguido un año. Smiley había ganado siempre con este animal, hasta el día en que encontró un perro que no tenía patas traseras porque se las había cortado una sierra circular. Cuando la pelea se había prolongado bastante y ya se habían vaciado todos los bolsillos, al ir Andrés Jackson a morder su pedazo favorito, se dio cuenta de que se habían burlado de él, y que el otro perro lo tenía a su merced, por así decir. Se lo vio sorprendido, avergonzado y acobardado; no hizo ni un solo esfuerzo, y desde ese instante, el otro lo sacudió con rudeza. Dirigió una mirada a Smiley, que parecía decirle que su corazón estaba sufriendo y que era su culpa, la de Smiley, el haber traído un perro que no tenía patas traseras que él pudiera morder, porque eso era lo que se acostumbraba en una pelea. Acto seguido dio algunos pasos rengueando, se acostó y murió. Era un buen perro este Andrés Jackson. Sería famoso si viviera. Porque tenía madera y genio. Lo aseguro, aunque las circunstancias lo hayan traicionado. Sería absurdo no reconocer que para luchar de esta manera, un perro debe tener un talento especial. Siempre me pongo triste cuando pienso en su último torneo y en la forma en que acabó.
Pues bien, aquel Smiley tenía fox-terriers, gallos de pelea y toda clase de animales, hasta el punto de no contar con ningún instante de descanso. Así, cuando alguien quería encontrar no importa qué cosa, para apostar en su contra, siempre estaba dispuesto.
Un día atrapó una rana, la llevó a su casa y dijo que iba a educarla. Durante tres meses no hizo nada más que tenerla en su corral y enseñarle a saltar, y apuesto lo que quiera que le enseñó. No tenía más que darle un pequeño empujón por detrás, e inmediatamente se veía a la rana girando por el aire como una espiral que diese una vuelta, o dos si había tomado gran impulso, y volver a caer sobre sus patas con la destreza de un gato. Le había enseñado también el arte de atrapar las moscas, y tan pacientemente la había adiestrado sobre el tema, que localizaba una mosca sobre la pared a una distancia mayor de la que podía verla. Smiley decía que todo lo que le hacía falta a una rana era educación, y que educándola, se podía hacer de ella casi lo que se quisiera, y yo creo que tenía razón.
Fíjese, yo lo vi colocar a Daniel Webster sobre el piso -Daniel Webster, era el nombre de la rana- y preguntarle: "¿Las moscas, Dani, las moscas?". Y antes de que usted pudiera hacer un guiño, ella daba un salto, y engullía una mosca aquí, sobre el mostrador, volvía a saltar al suelo como una pelota de barro, y se rascaba después la cabeza con una de las patas traseras, con una actitud tan indiferente que parecía que no tuviese la menor idea de lo que había hecho, como si creyese que cualquier otra rana podía hacerlo. Jamás han visto una rana tan modesta y leal, tan adiestrada como esa. Y cuando se trataba de saltar sobre un terreno liso, lo hacía en cualquier momento con toda facilidad, y atravesaba más espacio de un salto que ningún otro animal de su especie. El salto en largo era su especialidad. En esos casos, Smiley apostaba todo su dinero, apostando por ella, mientras tuviese una moneda. Estaba bárbaramente orgulloso de su rana, y tenía derecho a estarlo. Si hasta personas que habían viajado y estado en todas partes, decían que ella vencería a todas las ranas que habían visto.
Muy bien. Smiley guardaba su rana en una pequeña jaula, y a veces la llevaba con él a la ciudad, para hacer apuestas. Un día, cierto individuo, extraño en nuestro campo, lo encontró con su jaulita y le dijo: "¿Qué diablos lleva ahí dentro?" Smiley, con expresión indiferente, le respondió: "Podría ser un loro, o un canario, pero no, es exactamente una rana". El otro la tomó, la miró atentamente, la volvió a mirar en todos sentidos, y luego dijo: "Es verdad. ¿Y qué es lo que sabe hacer?" "Yo le aseguro -dijo Smiley con gesto de desinterés y aire despreocupado- que sabe hacer una cosa. Puede vencer saltando a cualquier rana de Calaveras". El individuo volvió a tomar la jaula, la examinó de nuevo durante largo rato, atentamente, y se la dio a Smiley diciendo con decisión: "Después de todo, no veo en esta rana nada que sea mejor que en cualquier otra rana". "Es posible -respondió Smiley-. Tal vez usted entiende de ranas, y tal vez usted no entiende. Quizás usted tenga experiencia, y quizás no sea más que un aficionado. En cualquier caso, yo tengo mi opinión, y apuesto cuarenta dólares a que esta rana salta una distancia mayor que ninguna otra rana de Calaveras". El otro pensó un minuto, y luego dijo, con cierta pena: "Mire, en este lugar no soy más que un forastero, no tengo rana. Si tuviera una, apostaría". "Muy bien -dijo Smiley-; si quiere cuidar mi jaula por un instante, yo le buscaré una". El individuo tomó la jaulita, puso sus cuarenta dólares junto a los de Smiley y se sentó a esperar que este regresara. Allí estuvo un buen tiempo, pensando y pensando. Luego, sacó la rana de la jaula, le abrió la boca todo lo que pudo, y tomó una cuchara de té. Y acto seguido se dedicó a llenar la rana con pequeños trozos de plomo, llenándola hasta el mentón; luego, la colocó sobre el suelo, delicadamente. Durante ese tiempo, Smiley, que había ido a la charca, chapoteaba en el barro. Al fin, atrapó una rana, la llevó y se la dio al individuo, diciendo: "Ahora, si ya está listo, póngala al lado de Daniel, con las patas de adelante al nivel de las de Daniel, y yo daré la señal". Entonces dijo: "Uno, dos, tres, ¡a saltar!". Y Smiley y el individuo tocaron cada uno a su rana por detrás y la nueva rana saltó con viveza; Daniel, hizo un esfuerzo y se encogió de hombros de este modo -como un francés-, pero fue en vano. No podía moverse, estaba clavada en tierra tan sólidamente como una iglesia. No podía avanzar, como si estuviese anclada. Smiley estaba terriblemente sorprendido, y hasta enojado, pero no podía sospechar lo que pasaba. ¡Seguro que no! El individuo tomó el dinero y se fue. Pero cuando llegó al umbral de la puerta, hizo chasquear su pulgar, por encima del hombro, de esta manera, con aspecto insolente, y dijo con soberbia: "No veo en esta rana nada mejor que en otra rana cualquiera". Smiley quedó un buen rato, rascándose la cabeza, con los ojos clavados en Daniel. Al fin, se dijo: "No comprendo por qué esta rana no quiso saltar. ¿No le pasará algo? Se la ve más hinchada que nunca". Tomó a Daniel por la piel del cuello, y la levantó, exclamando: "¡Que me lleve el diablo si no pesa cinco libras!" Puso la rana cabeza abajo, y Daniel escupió un puñado doble de plomo. Entonces, Smiley comprendió todo. Se volvió loco de rabia, y dejando a la rana, corrió tras el individuo, pero no pudo alcanzarlo. Y…
En este momento, Simón Wheeler oyó que le llamaban desde el patio y salió para ver quién era. Al salir, giró hacia mí y me dijo: "Quédese ahí, forastero, y no se preocupe, que no tardo ni un segundo". Pero yo pensaba, y supongo que estarán de acuerdo conmigo, que la historia del ingenioso vagabundo Jim Smiley seguramente no me daría muchos datos respecto del reverendo Leónidas W. Smiley. Así que me fui. En la puerta encontré al amable Wheeler que volvía. Me tomó por un botón del saco, y comenzó una nueva historia:
-Sí, ese Smiley tenía una vaca amarilla, que era tuerta, y que no tenía cola, o casi no la tenía, nada más que un pequeño rabo del largo de una banana, y…
Pero yo no tenía ni tiempo ni ganas para oír la continuación de la historia de la simpática vaca, y me despedí.
Para cumplir el encargo de un amigo que me escribía desde el Este, fui a hacer una visita a ese simpático joven y viejo charlatán que es Simón Wheeler. Fui a pedirle noticias de un amigo de mi amigo, Leónidas W. Smiley, y este es el resultado.
Tengo una vaga sospecha de que Leónidas W. Smiley no es más que un mito, que mi amigo nunca lo conoció, y que mencionárselo a Simón Wheeler era motivo suficiente para que él recuerde al maldito Jim Smiley, y me aburra a muerte con alguna anécdota insoportable de ese personaje de historia tan larga, cansadora y falta de interés. Si era esa la intención de mi amigo, lo logró.
Encontré a Simón Wheeler soñoliento y cómodamente instalado cerca de la chimenea, en el banco de una vieja taberna en ruinas, situada en medio del antiguo campo minero de El Angel. Observé que era gordo y calvo y que tenía en su rostro una expresión de dulce simpatía y de ingenua sencillez. Se despertó y me saludó. Le dije que uno de mis amigos me había encargado hacer algunas averiguaciones sobre un querido compañero de infancia, llamado Leónidas W. Smiley, el reverendo Leónidas W. Smiley, joven ministro evangelista, que había residido algún tiempo en el campo de El Angel. Agregué que si él podía darme informes sobre el tal Leónidas W. Smiley, yo le quedaría muy agradecido.
Simón Wheeler me llevó a un rincón, me bloqueó el paso con su silla, se sentó, y luego me envolvió con la siguiente historia monótona. Durante el relato no sonrió una sola vez, ni arqueó una sola vez las cejas, ni cambió de entonación y hasta el final mantuvo el mismo sonsonete uniforme con el que había comenzado su primera frase. Ni una vez mostró el más ligero entusiasmo. Pero su interminable recitado estaba recorrido por un caudal de impresionante y seria sinceridad. No me quedó la menor duda de que él no veía nada de ridículo o de divertido en esta historia. La consideraba, en realidad, como un acontecimiento importante, y juzgaba con admiración a sus dos protagonistas, como hombres inteligentes que demostraban su ingenio. Le dejé, pues, hablar, sin interrumpirlo ni una sola vez.
El reverendo Leónidas W. Smiley. ¡Hum! El reverendo. Me acuerdo perfectamente. Había antes en este lugar un pícaro llamado Jim Smiley. Era el invierno de 1849 o quizás en la primavera de 1850. No recuerdo con exactitud, pero lo que me hace pensar que era aproximadamente esa época, es que la gran barrera del río no estaba terminada cuando él llegó al campo. Siempre diré que jamás se ha visto hombre más particular. Hacía apuestas sobre cualquier cosa, por cualquier cosa, siempre que encontrase con quién. Todo lo que pudiera servir de motivo de apuesta para el otro, también le servía a él. Sólo necesitaba encontrar su hombre. En ese caso, estaba satisfecho. Si no le aceptaban su apuesta, él la intercambiaba con el adversario. Por otra parte, tenía una suerte extraordinaria y generalmente ganaba. Siempre estaba listo y dispuesto a apostar. No se podía mencionar la cosa más pequeña sin que aquel pícaro propusiera una apuesta en favor o en contra. Le daba lo mismo, como ya le dije.
Los días de carreras de caballos se lo encontraba a la salida, colorado de alegría o despojado de hasta el último centavo. Si había una pelea de perros, él apostaba; si había una pelea de gatos, apostaba; si había una riña de gallos, apostaba. Si veía dos pájaros posados sobre una rama, apostaba a cuál volaría primero, y si había una reunión en el campo, ahí precisamente se encontraba él, apostando a que el pastor Walker era el mejor predicador del país. Y lo era en efecto, además de ser una gran persona.
Si Smiley hubiera visto una chinche con la pata alzada para ir no importa adónde, hubiera sido capaz de apostar sobre el tiempo que le tomaría el viaje, y si uno se prendía en la apuesta, habría seguido a la chinche hasta Méjico, sin inquietarse por la distancia o por el tiempo que tardaría en llegar.
Aquí hay un montón de personas que han conocido a ese Smiley y que podrían contarle cosas sobre él. El hubiera apostado sobre cualquier cosa, sin tener preferencias de ninguna clase. Era un tipo audaz. En cierta época, la mujer del pastor Walker estaba muy enferma. Su enfermedad duró mucho tiempo. Creían que ya no tenía salvación. Una mañana, el pastor entró y Smiley le pidió noticias. El pastor le respondió que ella estaba mejor, gracias a la infinita misericordia del Señor, y que con la bendición de la Providencia iba tan bien que seguramente mejoraría rápidamente. Smiley, sin pensar en lo que decía, hizo su apuesta: "A que está muerta, a las dos y media" -dijo.
Ese Smiley tenía una mula a la que los muchachos llamaban "la yegua del cuarto de hora". Eso no era más que una broma, porque, seguramente ella tardaba menos que un cuarto de hora en hacer su camino, y por lo común, él ganaba dinero con esta bestia aunque fuese tan lenta y aunque siempre tuviese ataques de asma, fatiga y otras cosas parecidas. Le podían dar de dos a trescientos metros de ventaja; igual se la alcanzaba pronto. Pero al final de la carrera, se animaba increíblemente, y se ponía a trotar y a galopar, impulsando sus patas hacia todas partes, por el aire o sobre las barreras, levantando una polvareda tremenda, y haciendo un ruido terrible con su tos, y siempre llegaba primera, exactamente por una cabeza.
Tenía también un bulldog pequeño, que parecía no valer ni dos centavos, por su aspecto vulgar y poco agresivo, tanto que al apostar contra él uno temía quedar como un ladrón. Pero cuando el dinero estaba apostado, se convertía en otro perro. Su mandíbula inferior comenzaba a resaltar como la torre de un barco a vapor, y se descubrían sus dientes, brillantes como una hoguera. Otro perro podía correrlo, provocarlo, morderlo, arrojarlo sobre su espalda dos o tres veces. Andrés Jackson - este era su apodo- se dejaba hacer, siempre con el aspecto de un perro al que le parece totalmente natural lo que le hacen. Se doblaban las apuestas, se triplicaban, contra él, hasta que no hubiese más dinero que apostar; entonces, de repente, atrapaba con fuerza al otro perro exactamente en las articulaciones de las patas traseras, sin hincar demasiado los dientes, lo suficiente para cuidar su presa, y mantenerse así tanto tiempo que si no se arrojaba la esponja, hubiera seguido un año. Smiley había ganado siempre con este animal, hasta el día en que encontró un perro que no tenía patas traseras porque se las había cortado una sierra circular. Cuando la pelea se había prolongado bastante y ya se habían vaciado todos los bolsillos, al ir Andrés Jackson a morder su pedazo favorito, se dio cuenta de que se habían burlado de él, y que el otro perro lo tenía a su merced, por así decir. Se lo vio sorprendido, avergonzado y acobardado; no hizo ni un solo esfuerzo, y desde ese instante, el otro lo sacudió con rudeza. Dirigió una mirada a Smiley, que parecía decirle que su corazón estaba sufriendo y que era su culpa, la de Smiley, el haber traído un perro que no tenía patas traseras que él pudiera morder, porque eso era lo que se acostumbraba en una pelea. Acto seguido dio algunos pasos rengueando, se acostó y murió. Era un buen perro este Andrés Jackson. Sería famoso si viviera. Porque tenía madera y genio. Lo aseguro, aunque las circunstancias lo hayan traicionado. Sería absurdo no reconocer que para luchar de esta manera, un perro debe tener un talento especial. Siempre me pongo triste cuando pienso en su último torneo y en la forma en que acabó.
Pues bien, aquel Smiley tenía fox-terriers, gallos de pelea y toda clase de animales, hasta el punto de no contar con ningún instante de descanso. Así, cuando alguien quería encontrar no importa qué cosa, para apostar en su contra, siempre estaba dispuesto.
Un día atrapó una rana, la llevó a su casa y dijo que iba a educarla. Durante tres meses no hizo nada más que tenerla en su corral y enseñarle a saltar, y apuesto lo que quiera que le enseñó. No tenía más que darle un pequeño empujón por detrás, e inmediatamente se veía a la rana girando por el aire como una espiral que diese una vuelta, o dos si había tomado gran impulso, y volver a caer sobre sus patas con la destreza de un gato. Le había enseñado también el arte de atrapar las moscas, y tan pacientemente la había adiestrado sobre el tema, que localizaba una mosca sobre la pared a una distancia mayor de la que podía verla. Smiley decía que todo lo que le hacía falta a una rana era educación, y que educándola, se podía hacer de ella casi lo que se quisiera, y yo creo que tenía razón.
Fíjese, yo lo vi colocar a Daniel Webster sobre el piso -Daniel Webster, era el nombre de la rana- y preguntarle: "¿Las moscas, Dani, las moscas?". Y antes de que usted pudiera hacer un guiño, ella daba un salto, y engullía una mosca aquí, sobre el mostrador, volvía a saltar al suelo como una pelota de barro, y se rascaba después la cabeza con una de las patas traseras, con una actitud tan indiferente que parecía que no tuviese la menor idea de lo que había hecho, como si creyese que cualquier otra rana podía hacerlo. Jamás han visto una rana tan modesta y leal, tan adiestrada como esa. Y cuando se trataba de saltar sobre un terreno liso, lo hacía en cualquier momento con toda facilidad, y atravesaba más espacio de un salto que ningún otro animal de su especie. El salto en largo era su especialidad. En esos casos, Smiley apostaba todo su dinero, apostando por ella, mientras tuviese una moneda. Estaba bárbaramente orgulloso de su rana, y tenía derecho a estarlo. Si hasta personas que habían viajado y estado en todas partes, decían que ella vencería a todas las ranas que habían visto.
Muy bien. Smiley guardaba su rana en una pequeña jaula, y a veces la llevaba con él a la ciudad, para hacer apuestas. Un día, cierto individuo, extraño en nuestro campo, lo encontró con su jaulita y le dijo: "¿Qué diablos lleva ahí dentro?" Smiley, con expresión indiferente, le respondió: "Podría ser un loro, o un canario, pero no, es exactamente una rana". El otro la tomó, la miró atentamente, la volvió a mirar en todos sentidos, y luego dijo: "Es verdad. ¿Y qué es lo que sabe hacer?" "Yo le aseguro -dijo Smiley con gesto de desinterés y aire despreocupado- que sabe hacer una cosa. Puede vencer saltando a cualquier rana de Calaveras". El individuo volvió a tomar la jaula, la examinó de nuevo durante largo rato, atentamente, y se la dio a Smiley diciendo con decisión: "Después de todo, no veo en esta rana nada que sea mejor que en cualquier otra rana". "Es posible -respondió Smiley-. Tal vez usted entiende de ranas, y tal vez usted no entiende. Quizás usted tenga experiencia, y quizás no sea más que un aficionado. En cualquier caso, yo tengo mi opinión, y apuesto cuarenta dólares a que esta rana salta una distancia mayor que ninguna otra rana de Calaveras". El otro pensó un minuto, y luego dijo, con cierta pena: "Mire, en este lugar no soy más que un forastero, no tengo rana. Si tuviera una, apostaría". "Muy bien -dijo Smiley-; si quiere cuidar mi jaula por un instante, yo le buscaré una". El individuo tomó la jaulita, puso sus cuarenta dólares junto a los de Smiley y se sentó a esperar que este regresara. Allí estuvo un buen tiempo, pensando y pensando. Luego, sacó la rana de la jaula, le abrió la boca todo lo que pudo, y tomó una cuchara de té. Y acto seguido se dedicó a llenar la rana con pequeños trozos de plomo, llenándola hasta el mentón; luego, la colocó sobre el suelo, delicadamente. Durante ese tiempo, Smiley, que había ido a la charca, chapoteaba en el barro. Al fin, atrapó una rana, la llevó y se la dio al individuo, diciendo: "Ahora, si ya está listo, póngala al lado de Daniel, con las patas de adelante al nivel de las de Daniel, y yo daré la señal". Entonces dijo: "Uno, dos, tres, ¡a saltar!". Y Smiley y el individuo tocaron cada uno a su rana por detrás y la nueva rana saltó con viveza; Daniel, hizo un esfuerzo y se encogió de hombros de este modo -como un francés-, pero fue en vano. No podía moverse, estaba clavada en tierra tan sólidamente como una iglesia. No podía avanzar, como si estuviese anclada. Smiley estaba terriblemente sorprendido, y hasta enojado, pero no podía sospechar lo que pasaba. ¡Seguro que no! El individuo tomó el dinero y se fue. Pero cuando llegó al umbral de la puerta, hizo chasquear su pulgar, por encima del hombro, de esta manera, con aspecto insolente, y dijo con soberbia: "No veo en esta rana nada mejor que en otra rana cualquiera". Smiley quedó un buen rato, rascándose la cabeza, con los ojos clavados en Daniel. Al fin, se dijo: "No comprendo por qué esta rana no quiso saltar. ¿No le pasará algo? Se la ve más hinchada que nunca". Tomó a Daniel por la piel del cuello, y la levantó, exclamando: "¡Que me lleve el diablo si no pesa cinco libras!" Puso la rana cabeza abajo, y Daniel escupió un puñado doble de plomo. Entonces, Smiley comprendió todo. Se volvió loco de rabia, y dejando a la rana, corrió tras el individuo, pero no pudo alcanzarlo. Y…
En este momento, Simón Wheeler oyó que le llamaban desde el patio y salió para ver quién era. Al salir, giró hacia mí y me dijo: "Quédese ahí, forastero, y no se preocupe, que no tardo ni un segundo". Pero yo pensaba, y supongo que estarán de acuerdo conmigo, que la historia del ingenioso vagabundo Jim Smiley seguramente no me daría muchos datos respecto del reverendo Leónidas W. Smiley. Así que me fui. En la puerta encontré al amable Wheeler que volvía. Me tomó por un botón del saco, y comenzó una nueva historia:
-Sí, ese Smiley tenía una vaca amarilla, que era tuerta, y que no tenía cola, o casi no la tenía, nada más que un pequeño rabo del largo de una banana, y…
Pero yo no tenía ni tiempo ni ganas para oír la continuación de la historia de la simpática vaca, y me despedí.
nadie puede ser nada peor
«Yo no pregunto de qué raza es un hombre, basta que sea un ser humano, nadie puede ser nada peor»
Mark Twain
Mark Twain
La lluvia amarilla
Julio Llamazares, La lluvia amarilla, Seix Barral, 1988
Soledades, abandonos, desamparos y silencios, "láminas heladas e infinitas del silencio", en un pequeño pueblo del Pirineo...
Soledades, abandonos, desamparos y silencios, "láminas heladas e infinitas del silencio", en un pequeño pueblo del Pirineo...
fotografía obtenida en el blog chemabtt
"La lluvia amarilla" es poesía larga, poesía en prosa, poesía para leer, para recitar, para releer y para volver a recitar...
"La soledad entró en mi corazón e iluminó con fuerza cada rincón y cada cavidad de mi memoria..."
"El tiempo es una lluvia paciente y amarilla que apaga poco a poco los fuegos más violentos."
"El tiempo es una lluvia paciente y amarilla que apaga poco a poco los fuegos más violentos."
domingo, 24 de noviembre de 2013
domingo 24 de noviembre de 2013
Nubes y claros. Lloviznas débiles.
Lluvia: 1 l./m2
Temperatura: 4'1º a 8'2º
Humedad: 27-39
Presión atmosférica: 1023 mb
Luna: Menguante
Lluvia: 1 l./m2
Temperatura: 4'1º a 8'2º
Humedad: 27-39
Presión atmosférica: 1023 mb
Luna: Menguante
sábado, 23 de noviembre de 2013
sábado 23 de noviembre de 2013
Nubes y claros. Chubascos débiles.
Lluvia: 2 l./m2
Temperatura: 3º a 8'8º
Humedad: 27-55
Presión atmosférica: 1017 mb
Luna: Menguante
Lluvia: 2 l./m2
Temperatura: 3º a 8'8º
Humedad: 27-55
Presión atmosférica: 1017 mb
Luna: Menguante
no es bueno traducir recuerdos en sentimientos
"No es bueno sacar las fórmulas de su congelación, convertir secretos en palabras, traducir recuerdos en sentimientos, capaces de matar incluso cosas tan buenas y severas como el amor y el odio."
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, p.267
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, p.267
Él lo ha ordenado
"—¿A mí? ¿Lo que me hicieron a mí, quieres saber? Me echaron bombas y
no me dieron a pesar de que las bombas eran muy grandes y yo muy
pequeña; la gente que había en el refugio me metieron golosinas en la
boca; y las bombas cayeron y no me tocaron, yo sólo oí cómo estallaban y
los cascotes volaban en la noche como pájaros asustados, y alguien, en
el refugio, cantó: «Gansos salvajes vuelan de noche». Mi padre era alto,
muy moreno y guapo, llevaba un uniforme pardo con mucho oro encima y
una especie de sable en el cinto que brillaba como la plata; se pegó un
tiro en la boca; no sé si has visto alguna vez a alguien que se haya
pegado un tiro en la boca. ¿No, verdad? Pues da gracias a Dios de que te
haya ahorrado ese espectáculo. Él quedó tendido sobre la alfombra, la
sangre corría sobre los colores orientales, sobre la muestra de Esmirna…
Esmirna auténtica, amigo mío; en cambio mi madre era rubia y alta y
llevaba un uniforme azul y un gorro muy gracioso, nada de espadas al
cinto; y yo tenía un hermanito. mucho más joven que yo, y era rubio, y
mi hermanito colgaba de la puerta con una soga de cáñamo alrededor del
cuello, se balanceaba, y yo me reía, me reía todavía cuando mi madre me
ató también una soga de cáñamo al cuello y murmuró: «Él lo ha ordenado»,
pero entonces entró un hombre, sin uniforme, sin entorchados de oro y
sin sable; sólo llevaba una pistola en la mano, que encaró a mi madre,
me arrancó de sus manos, y yo me eché a llorar, porque yo llevaba la
soga alrededor del cuello y quería jugar a aquel juego que jugaba mi
hermanito allá arriba, el juego de «Él lo ha ordenado», pero el hombre
me tapó la boca, me llevó de un brazado escaleras abajo, me quitó la
soga del cuello y me subió a un camión…
Joseph trató de retirar las manos de Marianne de encima de sus ojos, pero ella se resistió y dijo:
—¿No quieres oír lo que sigue?"
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, p. 239
Joseph trató de retirar las manos de Marianne de encima de sus ojos, pero ella se resistió y dijo:
—¿No quieres oír lo que sigue?"
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, p. 239
viernes 22 de noviembre de 2013
Nublado. Todo el día lloviendo. Nieva un poco sin llegar a cuajar.
Lluvia: 35 l./m2
Temperatura: 2'5º a 7º
Humedad: 39-72
Presión atmosférica: 1013 mb
Luna: Menguante
Lluvia: 35 l./m2
Temperatura: 2'5º a 7º
Humedad: 39-72
Presión atmosférica: 1013 mb
Luna: Menguante
viernes, 22 de noviembre de 2013
jueves, 21 de noviembre de 2013
jueves 21 de noviembre de 2013
Nublado. Todo el día lloviendo.
Lluvia: 15 l./m2
Temperatura: 2º a 7'1º
Humedad: 30-46
Presión atmosférica: 1006 mb
Luna: Menguante
Lluvia: 15 l./m2
Temperatura: 2º a 7'1º
Humedad: 30-46
Presión atmosférica: 1006 mb
Luna: Menguante
Fernando Fernán Gómez
A la Botella no le gusta Fernando Fernán Gómez por peliROJO
Ni siquiera se puede organizar una protesta, porque está prohibido y te pueden multar.
Noticia en vozpopuli
Carta abierta a Ana Botella del Cercle Obert de Benicalap
miércoles, 20 de noviembre de 2013
miércoles 21 de noviembre de 2013
Nublado con algunos claros. Chubascos, algunos de nieve que no cuaja.
Lluvia: 16 l./m2
Temperatura: 2'5º a 6'7º
Humedad: 31-68
Presión atmosférica: 1014 mb
Luna: Menguante
Lluvia: 16 l./m2
Temperatura: 2'5º a 6'7º
Humedad: 31-68
Presión atmosférica: 1014 mb
Luna: Menguante
20N
... han pasado 38 años... Franco debe de estar comido por los gusanos, pero el franquismo sigue lleno de vitalidad.
Algo parecido decía hace poco Paul Preston en una entrevista en periodismohumano:
Algo parecido decía hace poco Paul Preston en una entrevista en periodismohumano:
martes, 19 de noviembre de 2013
martes 19 de noviembre de 2013
Nublado con algunos claros. Chubascos
Lluvia: 10 l./m2
Temperatura: 4'2º a 9'9º
Humedad: 32-69
Presión atmosférica: 1017 mb
Luna: Menguante
Lluvia: 10 l./m2
Temperatura: 4'2º a 9'9º
Humedad: 32-69
Presión atmosférica: 1017 mb
Luna: Menguante
quién escribe la historia
Hoy en día todos sabemos, sin ninguna duda, quienes son los malos oficiales y quienes son los perseguidos oficiales. Los nazis eran lo peor y el antisemitismo una plaga que azotó Europa y que sigue azotándola.
Las democracias occidentales han fabricado, a base de verdades, una gran mentira. La gran mentira de los buenos y para ello hacía falta que hubiera unos malos.
Todos hemos oído hablar de los campos de concentración nazis y de los campos de concentración soviéticos, pero nunca se habla de los campos de concentración americanos.
Mientras la fascista Alemania nazi deportaba y exterminaba judíos... la nación más democrática del mundo, los Estados Unidos de América, deportaba japoneses de forma masiva. Se trataba de ciudadanos americanos, pero de una raza "inferior". Ni siquiera necesitaban colocarles la estrella amarilla. No podían disimular su origen; sus rasgos faciales les denunciaban inequívocamente. Les robaron sus patrimonios, les echaron de sus casas y los enviaron a campos de concentración. No los gasearon. Qué buenos los americanos.
Las democracias occidentales han fabricado, a base de verdades, una gran mentira. La gran mentira de los buenos y para ello hacía falta que hubiera unos malos.
Todos hemos oído hablar de los campos de concentración nazis y de los campos de concentración soviéticos, pero nunca se habla de los campos de concentración americanos.
Mientras la fascista Alemania nazi deportaba y exterminaba judíos... la nación más democrática del mundo, los Estados Unidos de América, deportaba japoneses de forma masiva. Se trataba de ciudadanos americanos, pero de una raza "inferior". Ni siquiera necesitaban colocarles la estrella amarilla. No podían disimular su origen; sus rasgos faciales les denunciaban inequívocamente. Les robaron sus patrimonios, les echaron de sus casas y los enviaron a campos de concentración. No los gasearon. Qué buenos los americanos.
quita de ahí tu dinero!
"Ya puedes ir soplando, ya puedes ir echándome a la cara tu humo de
cigarro de cuatro marcas y dejar otro billete violeta. A Jochen no se le
compra. No es para ti ni por tres mil; no he apreciado a mucha gente en
mi vida, pero a ese muchacho le aprecio. Has tenido mala suerte, amigo
de aspecto importante, de mano avezada a firmar, llegaste un minuto y
medio tarde. Deberías adivinar que eso de los billetes de banco es lo
menos adecuado para tratar conmigo. Tengo incluso un contrato en el
bolsillo, firmado ante notario, que acredita que tengo el derecho de
ocupar, mientras viva, mi habitacioncita en el tejado, que puedo criar
mis palomas; puedo escoger lo que más me guste para desayunar y comer y
me dan además ciento cincuenta marcos al mes, limpios, tres veces más de
lo que necesito para fumar; tengo amigos en Copenhague, en París,
Varsovia y Roma… y si tú supieras cómo se ayudan entre sí los criadores
de palomas mensajeras…, pero tú no sabes nada, sólo crees saber que con
dinero se puede alcanzar todo; esta clase de enseñanzas os las dais
vosotros mimos. Y claro, hay conserjes de hotel que hacen cualquier cosa
por dinero, venden a su propia abuela por un billete violeta de
cincuenta marcos. Sólo hay una cosa que no puedo hacer, amigo mío, mi libertad tiene una sola excepción : mientras
estoy de servicio de portería aquí abajo, no puedo fumar mi pipa, y esta
excepción la lamento por primera vez hoy, porque si la tuviera,
enfrentaría mi picadura negra con tu Partagás Eminentes. Hablando claro:
puedes lamerme el culo doscientas mil veces si quieres pero no esperes
que te venda a Fahmel. Éste jugará en paz al billar desde las nueve y
media hasta las once, aunque yo sabría darle una ocupación mejor: por
ejemplo, estar sentado en el ministerio en tu lugar. O hacer lo que
hacía de joven: poner bombas, para calentar los fondillos de los
pantalones a los cochinos como tú. Pero descuida, si quiere jugar al
billar desde las nueve y media hasta las once, que lo haga, para eso
estoy yo aquí, para cuidar que nadie le estorbe. Y ahora puedes
guardarte los billetes en el bolsillo y dejar limpia la mesa, y si
vuelves a añadir uno solo, no respondo de lo que puede pasar. Me he
tragado toneladas de faltas de tacto, he soportado con paciencia un
sinfín de actos de mal gusto, he inscrito adúlteros y maricas aquí en mi
lista, he cerrado el paso a esposas furiosas y a maridos cornudos… y no
creas que no me haya costado lo mío aprenderlo. Yo fui siempre un
muchacho decente, era monaguillo como lo eras tú seguramente también y
cantaba las canciones del padre Kolping y de San Aloisio, en el coro;
cuando tenía veinte años ya hacía seis que trabajaba en esta casa. Y si
todavía no he perdido la fe en la humanidad, se lo debo a un par de
personas como el joven Fahmel y su madre. ¡Quita de ahí tu dinero,
sácate el cigarro de la boca, inclínate ante un viejo como yo que ha
visto más vicios de los que tú puedas soñar en tu vida, hazte abrir la
puerta por el botones de allí atrás y desaparece."
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, p. 33
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, p. 33
inofensivos
"... algún día verás de lo que son capaces los inofensivos..."
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, p. 166
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, p. 166
asesinos
"... ni siquiera los asesinos eran siempre asesinos: no lo eran a todas horas del día y de la noche..."
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, p. 160
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, p. 160
sobornos
"Hay que tirar los sables y pisotearlos como todos los privilegios, hijo mío; sólo sirven para eso, modos de sobornar"
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, p. 149
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, p. 149
obedientes
“ahora debemos temer más a la persona que obedece la ley que a quien la viola”
Dwight Macdonald, 1945
Dwight Macdonald, 1945
humanos muy civilizados
“mientras escribo, seres humanos muy civilizados vuelan sobre mi cabeza con la intención de matarme. No sienten ninguna enemistad hacia mi como persona ni yo tampoco hacia ellos. Simplemente “cumplen con su deber” como suele decirse . La mayoría de ellos, no me cabe ninguna duda, son hombres de buen corazón y temerosos de la ley, que nunca soñarían con cometer un asesinato en su vida privada. Por otro lado si uno de ellos consigue volarme en pedazos con una bomba certera, tampoco le quitará el sueño. Está al servicio de su país, que tiene poder de absorverle del mal.”
George Orwell, England your England
George Orwell, England your England
lunes, 18 de noviembre de 2013
lunes 18 de noviembre de 2013
Nublado con lloviznas
Lluvia: 1 l./m2
Temperatura: 7'1º a 9º
Humedad: 29-41
Presión atmosférica: 1010 mb
Luna: Menguante
Lluvia: 1 l./m2
Temperatura: 7'1º a 9º
Humedad: 29-41
Presión atmosférica: 1010 mb
Luna: Menguante
domingo, 17 de noviembre de 2013
domingo 17 de noviembre de 2013
Nublado con chubascos
Temperatura: 6'3º a 8'8º
Humedad: 30-47
Presión atmosférica: 1013 mb
Luna: Llena
Temperatura: 6'3º a 8'8º
Humedad: 30-47
Presión atmosférica: 1013 mb
Luna: Llena
un hombre silencioso
"Aquellas palabras eran las primeras, en el transcurso de las primeras cuatro semanas y media,que hirieron el tiempo y que me recordaron que en aquel juego que yo había desencadenado había vestigios de realidad; el tiempo no estaba pues ordenado únicamente en imaginarios compartimientos donde lo futuro se me antojaba presente y lo presente me parecía tener varios siglos de antigüedad, donde lo pasado se convertía en futuro, como una infancia a la que corría como corría a mi padre cuando era niño. Mi padre era un hombre silencioso; a su alrededor se acumulaban los años como capas de plomo hechas de silencio; había manejado los registros del órgano, había cantado en la misa mayor, cantado mucho en los entierros de primera, poco en los de segunda, nada en los de tercera; era tan callado que, ahora que pensaba en él, me sentía deprimido; había ordeñado vacas, había corlado hierba, trillado grano hasta que su rostro sudoroso quedaba cubierto de glumas corno insectos; había dirigido el coro de los aprendices, el de los oficiales, el de los cazadores y el de Santa Cecilia; jamás hablaba, jamás blasfemaba, sólo cantaba, cortaba remolachas, cocía patatas para el cerdo,tocaba el órgano, se ponía una sotana negra y el roquete blanco encima; a nadie en el pueblo le llamaba la atención que no hablara nunca, porque todos le conocían sólo trabajando; de cuatro hijos se le murieron dos tuberculosos y quedaron sólo otros dos: Charlotte y yo... Mi madre era enfermiza, una de aquellas mujeres que les gustan las flores, las cortinas bonitas, que cantan mientras planchan y, por la noche, cuentan cuentos junto a la lumbre; mi padre trabajaba, hacía camas de madera, llenaba sacos de paja, mataba gallinas, hasta que Charlotte murió: oficio de ángeles, iglesia adornada de blanco; el párroco cantó, pero el sacristán no contestó ni manejó los registros; no se oyó el órgano, no se cantó ningún responso en el coro; sólo el párroco cantó. Silencio, cuando en la puerta de la iglesia se formó la comitiva para ir al cementerio; el párroco preguntó, inquieto: «Pero Fähmel, querido Fähmel, ¿por qué no ha cantado usted?» y yo oí por primera vez la voz de mi padre pronunciar algo y me quedé asombrado de lo áspera que era aquella voz que sabía cantar tan suave, en el coro; lo dijo aprisa, con acento ronco: «En los entierros de tercera no se canta«. "
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media
sábado, 16 de noviembre de 2013
sábado 16 de noviembre de 2013
Nublado. Amanece todo cubierto de nieve que dura todo el día.
Temperatura: 2'1º a 7º
Humedad: 36-73
Presión atmosférica: 1020 mb
Luna: Llena
Temperatura: 2'1º a 7º
Humedad: 36-73
Presión atmosférica: 1020 mb
Luna: Llena
viernes, 15 de noviembre de 2013
viernes 15 de noviembre de 2013
Todo el día lloviendo. Por la noche la primera nevada de la temporada.
Precipitación total: 50 l./m2
Temperatura: 4'1º a 9'1º
Humedad: 27-79
Presión atmosférica: 1019 mb
Luna: Llena
Precipitación total: 50 l./m2
Temperatura: 4'1º a 9'1º
Humedad: 27-79
Presión atmosférica: 1019 mb
Luna: Llena
BNK no obtendrá nuestro silencio
Hoy, 15 de noviembre de 2013, festividad de San Alberto Magno, patrón de la ciencia, en Villasante, capital de la Merindad de Montija, unos farsantes han representado una comedia invocando a la ciencia sin saber ni qué día era hoy, ni qué es la ciencia. Los farsantes eran unos mercenarios pagados por BNK, la empresa canadiense que pretende explotar de forma "no convencional" el gas que durante millones de años se ha acumulado a muchos cientos de metros de profundidad bajo nuestros pies.
Noche de San Alberto Magno, de luna llena y de nieve...
Noche de San Alberto Magno, de luna llena y de nieve...
Hoy,
aquí, una vez más, hemos asistido al ritual litúrgico del culto a
una divinidad con muchos nombres: dinero, beneficio económico,
oportunidad, negocio, mercado, éxito, desarrollo sostenible o
progreso. Es un culto en el que los cánticos, rezos y salmodias se
han sustituído por pogüerpoins, gráficos, estadísticas y vídeos
que no funcionan, y en el que las casullas y estolas se han cambiado
por ropas de marca y peinados de peluquería.
Hemos
asistido a una nueva representación del gran espectáculo de la
mentira, el engaño deliberado y las falsas promesas. Se trata de una
representación a la que ya nos vamos acostumbrando, aunque no
deberíamos hacerlo. Hoy hemos asistido una vez más a esta
representación con una magnífica puesta en escena, una impecable
presentación, un cuidado vestuario y con los papeles bien
aprendidos.
Los
protagonistas de esta representación son expertos en "comunicación".
Digamos que en lo que ellos mismos llaman "comunicación
persuasiva" y que no es otra cosa que lo que antes se llamaba
sin más "propaganda". El ministro de propaganda del III
Reich, Goebels, autor de los "once principios de la propaganda"
que puso en práctica con bastante éxito durante los años que tuvo
tal responsabilidad en el gobierno nazi, es uno de sus principales
maestros. Estos expertos en comunicación cobran buenas nóminas de
su patrón para hacer el trabajo que tienen encomendado: convencernos
de la bondad de sus objetivos y de lo bueno que es para nosotros que
ellos ganen mucho dinero. Estos "expertos" hoy trabajan
para BNK, que es quien les paga las nóminas, pero hace dos días
trabajaban para otras compañías o para el Ministerio del
Interior... y dentro de cuatro días trabajarán para otra compañía
que puede ser incluso de la competencia de BNK y hasta podría ser
que de aquí a algún tiempo les viesemos intentando convencernos de
lo horroroso que que el fracking y de la necesidad de apostar por
otros modelos energéticos. Todo depende de los intereses de quien
les pague, porque nadie informa contra los intereses de su dueño.
Hoy,
trabajan para BNK. Una compañía canadiense que controla mucho
dinero en todo el mundo y que prevé hacer grandes negocios con los
recursos naturales que se encuentran en el subsuelo de nuestra
tierra. A cambio de los millones de dólares o de euros que esperan
ganar, a nosotros nos quieren sobornar con algunas migajas... algunos
puestos de trabajo de baja cualificación, de corta duración y de
mucha movilidad. Los millones de euros serán para una empresa de
Canadá. O sea lo que tenemos bajo nuestros pies servirá para que
ganen mucho dinero los de Canadá a cambio de unos pocos puestos de
trabajo, mal remunerados, precarios y para poco tiempo. Pero sobre
todo a cambio de destruir nuestra tierra, nuestro paisaje, nuestra
forma de vida, arruinando a los pequeños agricultores y ganaderos
que tendrán que abandonar su actividad por un puesto de trabajo de
peón en un pozo y después en otro y que sus hijos no podrán
heredar como habrían podido hacer con el ganado y los campos que han
tenido que abandonar. Cuando BNK haya ganado lo suficiente y haya
extraído hasta la última gota del gas que se encuentra en las rocas
del subsuelo de nuestra tierra, cerrarán todas sus oficinas y
desaparecerán rápidamente dejando tras de sí un montón de pozos
con tubos de hormigón perforando la tierra, piscinas de lodos y
aguas contaminadas que beberán las aves que surcan nuestros cielos,
una tierra desolada, carreteras destrozadas por el contínuo tráfico
de enormes camiones, acuíferos secos o contaminados, cuyas aguas no
se podrán beber y no servirán para regar, ni para el ganado...
Porque tanto BNK, como sus empleados expertos en comunicación están
acostumbrados a tomar decisiones que nos afectan a todos y a actuar
sin enfrentarse nunca a las consecuencias.
Hace
poco hemos leído en la prensa el asunto del proyecto de
almacenamiento de gas en el subsuelo, cerca de Vinarós (Castellón).
La empresa aseguraba que no había riesgos, presentó estudios e
informes de todo tipo de expertos en los que se garantizaba que no
había ningún riesgo. Cuando empezaron a inyectar gas se produjeron
los primeros seísmos que se repitieron durante varios días. De
momento, el proyecto se ha paralizado...
En
el colmo de la desfachatez, tal como pudimos leer en la prensa,
llegaron a decir esto: "Recaredo del Potro, presidente de
Castor, la empresa gasística a la que se atribuye el origen de los
seísmos, ha reconocido en la SER que temía que se registraran, pero
nunca de tal magnitud."
Pero
¿sabeis qué es lo que ha pasado? Pues que la empresa responsable
del proyecto y de los seísmos ha pedido al Estado, o sea a todos
nosotros, una indemnización. Nos destruyen la tierra y además hemos
de pagarles por hacerlo.
Esto
me recuerda algo que contaba el novelista alemán Sebald en su novela
"Austerlitz": "conocí la auténtica medida de la
perversión del derecho entre los alemanes y de los actos de
violencia que perpetraban a diario en el sótano del palacio
Petschek, en la prisión de Pankrác y en el lugar de ejecución
fuera, en Kobylisy. Por una contravención, una simple vulneración
del orden reinante, se podía, después de haber tenido noventa
segundos para defenderse ante un juez, ser condenado a muerte y
ahorcado de inmediato en la sala de ejecuciones que estaba al lado
mismo de la de juicios, y a lo largo de la cual había un carril de
hierro bajo el techo, del que colgaban los cuerpos sin vida que,
según hiciera falta, se iban corriendo. La cuenta de ese
procedimiento expeditivo se enviaba a los parientes del ahorcado o
guillotinado, con la observación de que se podía saldar en plazos
mensuales."
BNK
controla mucho dinero y eso significa que controla mucho poder en
todas las esferas, desde las más altas hasta las más pequeñas.
Pero esto no es suficiente, porque necesitan controlarnos a todos.
Necesitan de nuestra colaboración y, si esto no es posible, al
menos, de nuestro silencio.
A
veces nos preguntamos cómo fue posible que la Alemania nazi
cometiese los tremendos crímenes que todos sabemos, cómo fue
posible que entre la población alemana nadie dijera nada. Muchos
colaboraron, pero muchos más se escondieron en sus casas y callaron
y una vez terminada la guerra siguieron callados, porque se sentían
culpables de haber callado.
Martin
Luther King dijo:
"Nuestra
generación no se lamentará tanto de los crímenes de los perversos,
como del estremecedor silencio de los bondadosos".
Lo
que han venido a buscar aquí hoy es nuestro silencio, pero nosotros
no podemos quedarnos callados porque algún día, en un futuro no muy
lejano, nuestros hijos y nuestros nietos preguntarán qué hicimos
nosotros para impedir el desastre y la ruina de la tierra en la que
les tocó nacer.
Y
para convencernos, y así lograr nuestro silencio, nos envían a sus
expertos en propaganda, bien pertrechados con informes pagados por
las propias compañías interesadas en el negocio y con una batería
de datos, fotografías, curvas, gráficos...
Esto
también me recuerda algo. Al poco tiempo de que los alemanes
ocuparan Praga comenzaron a poner en marcha lo que, científicamente,
llamaban política de relocalización de judíos. Mediante un hábil
sistema de propaganda conseguían que los judíos fueran por su
propio pie a las oficinas en las que se inscribían para ser
deportados, como si fueran a ir a la tierra prometida por los
sionistas. Les hablaban de un agradable balneario llamado
Theresienstadt, con hermosos jardines, caminos para pasear, pensiones
y villas. En muchos casos les convencían para que firmasen unos, así
llamados por ellos, contratos de compra de hogar, en los que
invertían todos sus ahorros. Como consecuencia de las ilusiones que
les hicieron concebir, la gran mayoría de los judíos, sobre todo al
principio, llegaban a Theresienstadt equipados con sus mejores
prendas y joyas y con toda clase de objetos en sus equipajes."
El mismo Goebels mandó filmar en Theresienstadt una película, que
hoy se puede ver en youtube, destinada a desmentir todas las
supuestas barbaridades que contaban los aliados sobre los campos de
concentración alemanes. En ella se veía a los judíos trabajando en
talleres, bien vestidos y alimentados, y asistiendo a conciertos,
jugando al futbol y organizando fiestas. En Theresienstadt, malvivían
60.000 personas en 300.000 m2, en un hacinamiento inhumano.
Diariamente había que transportar a los hornos de incineración
situados en el mismo campo a cientos de cadáveres, como resultado de
la altísima mortalidad debida al hacinamiento y la deficiente
alimentación y vestido.
Termino
ya con unas palabras que no son mías. Las escribió Walter Benjamin:
"Hay
un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. Se ve en él a un ángel
al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la
mirada. Tiene los ojos desencajados, la boca abierta y las alas
tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su cara
está vuelta hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como
una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que
acumula sin cesar ruina sobre ruina y se las arroja a sus pies. El
ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo
despedazado. Pero una tormenta desciende del Paraiso y se arremolina
en sus alas y es tan fuerte que el ángel no puede plegarlas. Esta
tempestad lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual
vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas sube ante él
hacia el cielo. Tal tempestad es lo que llamamos progreso."
En Villasante, a 15 de noviembre de
2013
jueves, 14 de noviembre de 2013
jueves 14 de noviembre de 2013
Nublado con claros. Por la tarde-noche algunas ráfagas de viento y algo de lluvia
Temperatura: 8'6º a 11'7º
Humedad: 21-30
Presión atmosférica: 1028 mb
Luna: Creciente, casi llena
Temperatura: 8'6º a 11'7º
Humedad: 21-30
Presión atmosférica: 1028 mb
Luna: Creciente, casi llena
excelente educación
"... damas que regresaban del mercado con verduras, coles y zanahorias, guisantes y ciruelas en bolsas de cuero trenzado, demostraban su excelente educación como amas de casa, por cuanto habían sabido regatear y apoderarse a buen precio de los bienes de las fatigadas campesinas, para luego derrochar en café y pasteles cien veces más de lo que habían ahorrado."
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, p. 93
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, p. 93
la conciencia
"... cuando uno se hace extirpar la conciencia, ya no puede ser ni siquiera cínico. Un hombre sin penas, ya no es un hombre."
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, p. 37
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, p. 37
miércoles 13 de noviembre de 2013
Nublado con claros
Temperatura: 10º a 14'8º
Humedad: 25-37
Presión atmosférica: 1026 mb
Luna: Creciente
Temperatura: 10º a 14'8º
Humedad: 25-37
Presión atmosférica: 1026 mb
Luna: Creciente
martes, 12 de noviembre de 2013
martes 12 de noviembre de 2013
Nublado
Temperatura: 10'6º a 15'2º
Humedad: 25-34
Presión atmosférica: 1025 mb
Luna: Creciente
Temperatura: 10'6º a 15'2º
Humedad: 25-34
Presión atmosférica: 1025 mb
Luna: Creciente
lo que hay que Wert
¿Wert es tonto o sólo lo parece?
Para el portavoz de la Comisión Europea... es simplemente basura ("I don't know how to put this more diplomatically... But that's rubbish")
Leer la noticia
Para el portavoz de la Comisión Europea... es simplemente basura ("I don't know how to put this more diplomatically... But that's rubbish")
Leer la noticia
Billar a las nueve y media
Heinrich Böll, Billar a las nueve y media, Barcelona, 1970
Heinrich Böll indaga de nuevo en lo más hondo de la Alemania del siglo XX. Esta vez lo hace a través de tres generaciones de una familia de arquitectos. Su narración es un viaje a través de la memoria y de las memorias, en un tiempo que no transcurre, que no avanza, sino que gira o es empujado como si fuera una amenaza. Un tiempo en el que van y vienen los corderos, los pastores y "los que han comido del sacramento del búfalo", el sacramento de la violencia, del odio, del orgullo patrio y de los altos ideales ante los que nadie vale nada...
La narración de Böll es como un "castillo encantado al que sólo se puede llegar a través de infinitas escalas de mano de enormes travesaños".
"... el tiempo, empujado por el sol, se acercaba como una amenaza, llenaba el gran reloj que muy pronto vomitaría las terribles campanadas..." (p. 71-72)
Böll habla de Alemania y de alemanes. Habla de lo que fueron y de lo que son. De quienes fueron y de quienes son y quienes entraron en Alemania como salvadores de la libertad y de la democracia cayeron también en "el error de esperar que encontrarían bestias en lugar de hombres comprensivos y humanos" (p. 185)
Uno de los personajes de la novela que abandonó Alemania durante la guerra, regresa a Alemania en 1958 y preguntado sobre si la reconoce responde: "La reconozco aproximadamente como se reconoce a una mujer a la que se ha amado cuando era niña y se vuelve a ver veinte años después; debo confesar que ha engordado un poco; cuestión de glándulas sebáceas; es evidente que se ha casado con un hombre que no sólo era rico, sino también muy trabajador; hotelito junto al mar, coche, sortijas en los dedos; en estas circunstancias el antiguo amor se convierte inevitablemente en ironía." (p. 204)
Reseña en Das Bücherregal
Película basada en esta novela: Nicht versöhnt oder Es hilft nur Gewalt wo Gewalt herrscht
Ver película en youtube
Heinrich Böll indaga de nuevo en lo más hondo de la Alemania del siglo XX. Esta vez lo hace a través de tres generaciones de una familia de arquitectos. Su narración es un viaje a través de la memoria y de las memorias, en un tiempo que no transcurre, que no avanza, sino que gira o es empujado como si fuera una amenaza. Un tiempo en el que van y vienen los corderos, los pastores y "los que han comido del sacramento del búfalo", el sacramento de la violencia, del odio, del orgullo patrio y de los altos ideales ante los que nadie vale nada...
La narración de Böll es como un "castillo encantado al que sólo se puede llegar a través de infinitas escalas de mano de enormes travesaños".
"... el tiempo, empujado por el sol, se acercaba como una amenaza, llenaba el gran reloj que muy pronto vomitaría las terribles campanadas..." (p. 71-72)
Böll habla de Alemania y de alemanes. Habla de lo que fueron y de lo que son. De quienes fueron y de quienes son y quienes entraron en Alemania como salvadores de la libertad y de la democracia cayeron también en "el error de esperar que encontrarían bestias en lugar de hombres comprensivos y humanos" (p. 185)
Uno de los personajes de la novela que abandonó Alemania durante la guerra, regresa a Alemania en 1958 y preguntado sobre si la reconoce responde: "La reconozco aproximadamente como se reconoce a una mujer a la que se ha amado cuando era niña y se vuelve a ver veinte años después; debo confesar que ha engordado un poco; cuestión de glándulas sebáceas; es evidente que se ha casado con un hombre que no sólo era rico, sino también muy trabajador; hotelito junto al mar, coche, sortijas en los dedos; en estas circunstancias el antiguo amor se convierte inevitablemente en ironía." (p. 204)
Reseña en Das Bücherregal
Película basada en esta novela: Nicht versöhnt oder Es hilft nur Gewalt wo Gewalt herrscht
Ver película en youtube
papas innovadores
Hace algún tiempo el anterior Papa (obispo católico de Roma) sorprendió al mundo con su dimisión. Algo nunca visto hasta entonces.
El de ahora, parece que es más innovador todavía... así que éste no necesitará dimitir. Es muy probable que le despidan sin indemnización... a la puta calle...
El de ahora, parece que es más innovador todavía... así que éste no necesitará dimitir. Es muy probable que le despidan sin indemnización... a la puta calle...
monos
"... los monos parecen malos, atormentados, amargados, perpetuamente ofendidos, resentidos por haber dejado escapar la humanidad por un pelín. Les obsesiona a todas luces, no pueden quitárselo de la cabeza. Se diría que están dispuestos a tomarse la revancha."
Jean Echenoz, Correr, p. 107
Jean Echenoz, Correr, p. 107
David Teniers el Joven, Monos en la cocina (1645), Museo del Hermitage, San Petesburgo
lunes, 11 de noviembre de 2013
lunes 11 de noviembre de 2013
Nublado
Temperatura: 9'9º a 13'1º
Humedad: 26-41
Presión atmosférica: 1027 mb
Luna: Creciente
A todo cerdo le llega su San Martín...
Temperatura: 9'9º a 13'1º
Humedad: 26-41
Presión atmosférica: 1027 mb
Luna: Creciente
A todo cerdo le llega su San Martín...
fotografías aparecidas en la revista Blanco y Negro de noviembre de 1898
Correr
Jean Echenoz, Correr, Anagrama, Barcelona, 2013
Emil Zátopek, un nombre sonoro sobre unas piernas hechas para correr y correr y correr hacia la vida, huyendo del terror, del totalitarismo, del control, del vacío...
Entrevista con Jean Echenoz sobre "Correr"
Emil Zátopek, un nombre sonoro sobre unas piernas hechas para correr y correr y correr hacia la vida, huyendo del terror, del totalitarismo, del control, del vacío...
Entrevista con Jean Echenoz sobre "Correr"
domingo 10 de noviembre de 2013
Nubes y claros.
Temperatura: 7'3º a 14'2ºº
Humedad: 25-39
Presión atmosférica: 1025 mb
Luna: Creciente
Temperatura: 7'3º a 14'2ºº
Humedad: 25-39
Presión atmosférica: 1025 mb
Luna: Creciente
sábado, 9 de noviembre de 2013
sábado 9 de noviembre de 2013
Nubes y claros. Lloviznas muy débiles por la tarde
Lluvia: 1 l./m2
Temperatura: 4'3º a 12'5º
Humedad: 23-35
Presión atmosférica: 1022 mb
Luna: Creciente
Lluvia: 1 l./m2
Temperatura: 4'3º a 12'5º
Humedad: 23-35
Presión atmosférica: 1022 mb
Luna: Creciente
viernes, 8 de noviembre de 2013
tour des rats
"Veo ese paisaje alemán, dijo Austerlitz, tal como fue descrito por
viajeros anteriores, el gran río no regulado y que en algunos lugares
invade las orillas, lo salmones que retozan en el agua, los cangrejos
que se arrastran por la fina arena; veo los oscuros dibujos de tinta
china que Victor Hugo hizo de los castillos del Rin, y a John Mallord
Turner mientras, no lejos de la asesina ciudad de Bacharach, sentado en
un taburete plegable, pinta acuarelas con mano ágil, veo las aguas
profundas del Vyrnwy y los habitantes de Llanwydyn sumergidos en él, y
veo, dijo Austeriltz, al gran ejército de los ratones, de que se dice
que su gris gentío fue una plaga para el país, mientras se precipitan en
la corriente y, con las pequeñas gargantas apenas por encima de las
ondas, nada desesperadamente para llegar a la isla salvadora."
W. G. Sebald, Austerlitz, p. 228
W. G. Sebald, Austerlitz, p. 228
Victor Hugo, Tour des Rats (1840)
Victor Hugo, Brume matinale sur le Rhin (1850)
viernes 8 de noviembre de 2013
Nubes y claros. Llueve un poco al anochecer
Lluvia: 2 l./m2
Temperatura: 8'3º a 15'9º
Humedad: 19-36
Presión atmosférica: 1021 mb
Luna: Creciente
Lluvia: 2 l./m2
Temperatura: 8'3º a 15'9º
Humedad: 19-36
Presión atmosférica: 1021 mb
Luna: Creciente
jueves, 7 de noviembre de 2013
jueves 7 de noviembre de 2013
Nubes y claros. Vientos fuertes a última hora del día
Temperatura: 11'6º a 16'6º
Humedad: 21-36
Presión atmosférica: 1016 mb
Luna: Creciente
Temperatura: 11'6º a 16'6º
Humedad: 21-36
Presión atmosférica: 1016 mb
Luna: Creciente
vencedores y vencidos
El ABC publicaba hace unos día este titular:
El mismo periódico, el ABC, el día 17 de octubre de 1946, al día siguiente de las ejecuciones de nazis en Nuremberg, publicaba esta portada:
miércoles, 6 de noviembre de 2013
miércoles 6 de noviembre de 2013
Nublado con algunos claros
Temperatura: 9'9º a 16'8º
Humedad: 27-47
Presión atmosférica: 1020 mb - 1017 mb
Luna: Creciente
Temperatura: 9'9º a 16'8º
Humedad: 27-47
Presión atmosférica: 1020 mb - 1017 mb
Luna: Creciente
confesiones en la estación
Eran los años setenta del pasado siglo. Todos los días me desplazaba en tren desde el lugar en el que vivía hasta Bilbao, en donde trabajaba. Eran trenes de los de antes. Las puertas no cerraban bien y era muy habitual viajar con ellas abiertas, incluso cuando los trenes iban abarrotados de gente y parecía como si fuera a ir saliendo gente despedida hacia el vacío para hacer un poco de sitio. Las ventanas tampoco cerraban bien y se abrían solas, incluso en pleno invierno. Recuerdo que a veces quienes iban cómodamente sentados junto a las ventanas debían abandonar sus lugares privilegiados ante una avalancha de lluvia que entraba por la ventana repentinamente abierta. Eran trenes en los que se fumaba a todo tren. No importaba que hubiera pocos o muchos pasajeros. A veces no había sitio para moverse y sin embargo aún quedaba sitio para sacar del bolsillo el paquete de ducados o de celtas para fumarse un cigarrillo. Pequeñas quemaduras en la ropa eran frecuentes en aquellos tiempos.
Hacia finales de los setenta o comienzos de los ochenta, la Compañía decidió modernizarse y abordaron el proyecto de cambiar los viejos trenes de color verde de toda la vida con asientos de madera, por nuevos y modernos trenes con asientos de escai y hasta hilo musical. Uno de mis peores recuerdos de los nuevos trenes es que ya no olía a madera quemada de los viejos frenos de madera y en cambio durante bastantes años siguieron oliendo "a nuevo", un desagradable olor a una mezcla de plástico, humedad y sudor.
Para poner en marcha los nuevos trenes, más altos que los viejos, tuvieron que hacer algunas modificaciones en las estaciones, subiendo los andenes. Recuerdo que en la estación de Lamiako, que tenía la taquilla de venta de billetes -aquellos gruesos billetes de cartón que los revisores debían "picar" haciendo un gran esfuerzo y con el resultado de un chasquido que después no volví a escuchar nunca- en el mismo andén, al elevar éste la taquilla quedó a una altura adecuada para niños de cuatro o cinco años, pero demasiado baja para cualquier persona que midiera un poco más de metro veinte.
Cada vez que el tran pasaba por Lamiako me fijaba en las grotescas posturas que debían adoptar los viajeros para poder comprar sus billetes, así que a la taquilla de Lamiako pasamos a llamarle "el confesionario". Los viajeros debían arrodillarse y suponíamos por aquel entonces que para pedir el billete utilizarían la clásica fórmula: "avemaríapurísima... uno idayvuelta a Bilbao".
Hoy, en el libro que estoy leyendo, me he encontrado con este pasaje:
"Había que inclinarse mucho hacia la ventanilla, demasiado baja, si se quería hablar con el guardián, que, según todas las apariencias, estaba arrodillado en el suelo de su cobertizo. Aunque, por mi parte, adopté pronto esa postura, no conseguí hacerme comprender de ningún modo..."
W. G. Sebald, Austerlitz, p. 148
Hacia finales de los setenta o comienzos de los ochenta, la Compañía decidió modernizarse y abordaron el proyecto de cambiar los viejos trenes de color verde de toda la vida con asientos de madera, por nuevos y modernos trenes con asientos de escai y hasta hilo musical. Uno de mis peores recuerdos de los nuevos trenes es que ya no olía a madera quemada de los viejos frenos de madera y en cambio durante bastantes años siguieron oliendo "a nuevo", un desagradable olor a una mezcla de plástico, humedad y sudor.
Para poner en marcha los nuevos trenes, más altos que los viejos, tuvieron que hacer algunas modificaciones en las estaciones, subiendo los andenes. Recuerdo que en la estación de Lamiako, que tenía la taquilla de venta de billetes -aquellos gruesos billetes de cartón que los revisores debían "picar" haciendo un gran esfuerzo y con el resultado de un chasquido que después no volví a escuchar nunca- en el mismo andén, al elevar éste la taquilla quedó a una altura adecuada para niños de cuatro o cinco años, pero demasiado baja para cualquier persona que midiera un poco más de metro veinte.
Cada vez que el tran pasaba por Lamiako me fijaba en las grotescas posturas que debían adoptar los viajeros para poder comprar sus billetes, así que a la taquilla de Lamiako pasamos a llamarle "el confesionario". Los viajeros debían arrodillarse y suponíamos por aquel entonces que para pedir el billete utilizarían la clásica fórmula: "avemaríapurísima... uno idayvuelta a Bilbao".
Hoy, en el libro que estoy leyendo, me he encontrado con este pasaje:
"Había que inclinarse mucho hacia la ventanilla, demasiado baja, si se quería hablar con el guardián, que, según todas las apariencias, estaba arrodillado en el suelo de su cobertizo. Aunque, por mi parte, adopté pronto esa postura, no conseguí hacerme comprender de ningún modo..."
W. G. Sebald, Austerlitz, p. 148
avemaríapurísima...
un billete de idayvuelta a Matiko por favor
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