Nublado. Llueve durante la madrugada hasta primera hora de la mañana. Viento fuerte al anochecer
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los pensamientos de un cabrero
pensamientos, reflexiones, ocurrencias, lecturas...
mientras pastoreo mis cabras
viernes, 31 de enero de 2014
el mapamundi de Ebstorf
Reproducción del mapamundi de Ebstorf
"En el mapamundi de Ebstorf, del siglo XIII, Jerusalén está dibujada justo en el centro; en vista de que en una superficie esférica cualquier punto puede calificarse de centro, en el globo terráqueo, Jerusalén es sin duda la que tiene más posibilidades de serlo: es el polo religioso al que señalan más brújulas." (Harry Mulisch, Jucio a Eichmann, p. 42)
El mapamundi de Ebstorf fue realizado en torno a 1300, probablemente en el mismo monasterio benedictino de Ebstorf, en la Baja Sajonia, donde fue localizado en 1830. El original resultó destruido en 1943, en uno de los bombardeos que destruyeron gran parte de la ciudad de Hannover.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Hannover fue blanco de los bombardeos
aliados, que afectaron principalmente a las zonas residenciales y a las vías de
comunicación. Como consecuencia de estos bombardeos indiscriminados contra la población civil muieron alrededor de 6.700 personas. La
destrucción de la ciudad llegó al 52%, y al 90% en el centro de la
ciudad. El 47,5% de las viviendas quedaron inhabitables.
El responsable británico de estos bombardeos fue Sir Arthur Harris, conocido como Bomber Harris:
"Realmente es mucho lo que abona la tesis de que con Harris llegó a la cúspide del Bomber Command un hombre que, según Solly Zuckerman, creía en la destrucción por la destrucción, y por ello representaba inmejorablemente el principio más íntimo de toda guerra, es decir, la aniquilación más completa posible del enemigo, con todas sus propiedades, su historia y su entorno natural." (W. G. Sebald, Sobre la historia natural de la destrucción, p. 28)
Beduinos de Beerseba
"Comemos en Beerseba; hemos viajado una hora en dirección sur y nos encontramos en el desierto. Es la capital del Negev, creada en tiempos prehistóricos por el patriarca Abraham, que excavó aquí fuentes para su pueblo. Ahora a derecha e izquierda de las carreteras asfaltadas se oyen los tractores, pero los tiempos del Antiguo Testamento persisten en la figura de los beduinos. Sus tiendas, como capullos negros de gigantescos insectos, pueblan las laderas del desierto en el que ahora nos adentramos rumbo al este. Con los rostros apenas visibles detrás de sus túnicas, apacientan sus rebaños de ovejas y cabras negras que pueden apreciarse a kilómetros de distancia dibujadas con tinta china sobre la piedra amarilla..."
"... De repente, en la profundidad del desierto, donde hace tiempo que ya no crece nada y donde todo se ha transformado en un paisaje amarillo, marchito y ondulante, veo a lo lejos a un beduino, un pequeño punto, caminar de ninguna parte a ninguna parte. Mientras el guía habla de ellos con desdén -de su holgazanería, su suciedad, su poligamia-, apenas puedo contener las lágrimas de emoción. Quizá se pueda dividir a las personas en dos clases: las que suben a tractores e intenta sacar fruto, y las que prefieren seguir caminando solitarias por el desierto."
Harry Mulisch, El juicio a Eichmann, p. 44
Escena rupestre en el Abrigo Grande de Minateda
dos actitudes ante el mundo
"Quizá se pueda dividir a las personas en dos clases: las que suben a tractores e intentan sacar fruto, y las que prefieren seguir caminando solitarias por el desierto."
Harry Mulisch, El juicio a Eichmann, p. 44
Harry Mulisch, El juicio a Eichmann, p. 44
El políptico de Gante
"Robert lleva a los niños a la catedral Sint-Baafs, a ver la obra cumbre de la pintura flamenca: La adoración del cordero místico o El políptico de Gante. Los hermanos Hubert y Jan van Eyck lo remataron en la primavera de 1432. Se trata de un óleo sobre madera. El principal responsable de la obra era Hubert, tal como se indica en la inscripción latina: Pictor Hubertus e Eyck maior quo nemo repertus; sin embargo fue Jan, el hermano menor, quien tuvo que finalizar la obra, ya que Hubert murió cinco años antes. El políptico estaba en una capilla a la izquierda de la nave principal de la catedral de Sint-Baafs, concretamente en la dedicada a los esposos Joos Vijdt y Lysbette Borluut.
- Es una obra compuesta por miles de detalles. Representaron a pueblos y razas de todo el mundo, no hay dos rostros que sean iguales. Al fondo aparecen las casas, los palacios, los castillos de la ciudad. Y en alguna de las ventanas del castillo veréis a alguien que mira. La vegetación tampoco está elegida al azar: además de las europeas, pintaron también flores y arbustos asiáticos.
Los niños siguen con mucha atención las explicaciones de Robert.
- Ahora fijaos en esos ángeles de ahí arriba. Come veis, están cantando. Los pintores cuidaron con tanto celo los detalles que, según los expertos, si se observa con detenimiento el gesto de sus bocas, se puede adivinar en qué nota están cantando y, por tanto, qué canción interpretan..."
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 76-77
Robert Mussche, un héroe corriente
Robert Mussche, un héroe corriente
Estas son las palabras con las que Kirmen Uribe termina el libro que le dedica a Robert Mussche:
"Nuestra
hija Arane nació el 27 de noviembre de 2010. El 24 de abril de 2011
murió mi amigo Aitzol Aramaio. En una de las últimas ocasiones en que
estuvimos juntos me dijo:
- Tienes que contar la historia de un héroe.
-
Ya sabes que para mí no existen los héroes. A mí me gusta el lado
frágil de las personas, no las hazañas. Los héroes me dan miedo.
-
No te hablo de esos héroes. Te hablo de la gente corriente. Los héroes
están ahí mismo, antes y ahora, aquí y en el ancho mundo; pequeños
héroes que se dedican a ayudar a la gente.
Entonces me callé. Hoy le doy la razón. Los héroes están ahí, pequeños héroes que de vez en cuando se nos mueren.
Ea, aquí tienes la historia de un héroe, mi amigo del alma."
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 225
Un héroe como nosotros (El País, 22/3/2013)
Robert Mussche fue uno de los 7.500 presos que murieron víctimas de las bombas inglesas en la bahía de Lübeck el 3 de mayo de 1945. Más información: La tragedia del "Cap Arcona"
jueves, 30 de enero de 2014
jueves 30 de enero de 2014
Nublado. Nieva durante toda la mañana y llueve durante toda la tarde
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Luna: NUEVA
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Luna: NUEVA
Arturo Souto: un pintor antifascista
"Tanta fue su amistad que Robert incluso ayudó a organizar una exposición de Arturo Souto en Bruselas, en 1939. Es más, hay obras regaladas por Souto en la biblioteca de Robert. Son dibujos a lápiz, en blanco y negro. En ellos aparecen figuras de guardias civiles fusilando campesinos. Son obras tristes sobre esos miles de personas muertas en la cuneta."
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 80
sobre Arturo Souto
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 80
sobre Arturo Souto
un instante homicida
"Granollers, 31 de mayo de 1938. Tan solo hace dos días que Robert está allí. A las nueve en punto de la mañana se oye el rugido de los aviones. A las nueve y cinco el pueblo está destruido. De una sola pasada, los bombarderos italianos Savoia-Marchetti S.79 lo dejan todo en llamas. Ha sido cuestión de un momento, ha durado lo que un breve temblor, un instante homicida... Abajo el suelo y arriba el cielo. En la casa que tiene justo enfrente, entre los escombros, bajo los cascotes, tablas y hierros, alguien está gritando. Aparta un sombrero, unos platos rotos, un viejo reloj agrietado, intentando hallar algún rastro de la persona. Robert sigue oyendo los gritos, busca al hombre con la intención de salvarlo, pero no puede hacer nada... Ha muerto. Se ha muerto delante de mis narices y ni siquiera me he movido... ¿Por qué yo puedo mover libremente mis brazos y mis piernas, y ese que está bajo los escombros no puede?"
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 67-68
Bombardeig de Granollers
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 67-68
Mussolini tragándose a Franco, que apuñala Granollers
Caricatura publicada en el libro ‘Contro il fascismo. 50 anni di immagine
satirico-politica nell mundo’ Ed. Fratelli Fabbri. Torino 1976Bombardeig de Granollers
Le rêve
Émile Zola, Le rêve, E. Flammarion, Paris, 1892-1893
"Tuvieron también una discusión sobre la novela Le Rêve de Émile Zola. A Robert le había gustado la historia de los bordadores que recogen en su casa a una huérfana de nueve años. Una noche de invierno, la encuentran en el atrio de una iglesia, y educan a la chiquilla contándole cuentos de hadas y leyéndole vidas de santos. La niña pensará que su vida también será así, hasta que muere el mismo día de su boda... A fin de cuentas, lo que plantea Zola es que, a pesar de haber nacido en un entorno concreto, si persigues un ideal, tu vida será diferente. Le Rêve habla del determinismo, de por qué tiene que estar prefijado el futuro de una persona, sin que tenga ninguna otra oportunidad."
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 85-86
"Tuvieron también una discusión sobre la novela Le Rêve de Émile Zola. A Robert le había gustado la historia de los bordadores que recogen en su casa a una huérfana de nueve años. Una noche de invierno, la encuentran en el atrio de una iglesia, y educan a la chiquilla contándole cuentos de hadas y leyéndole vidas de santos. La niña pensará que su vida también será así, hasta que muere el mismo día de su boda... A fin de cuentas, lo que plantea Zola es que, a pesar de haber nacido en un entorno concreto, si persigues un ideal, tu vida será diferente. Le Rêve habla del determinismo, de por qué tiene que estar prefijado el futuro de una persona, sin que tenga ninguna otra oportunidad."
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 85-86
Karin Wharton
Karin Wharton, en 2005
El pasado día 18 de enero falleció, a los 98 años de edad, Karin Wharton (Karin Steinberg), una de las mujeres que protagonizaron uno de los mayores actos de desobediencia civil de la historia en la Alemania Nazi: la protesta de la calle Rosenstrasse. Margerethe von Trotta rodó en el año 2003 una película sobre esta protesta, con el título "Rosenstrasse".
Karin Steinberg, junto a su madre Maria Lowenstein, tomó parte en aquella protesta, a finales del invierno de 1943, en la que cientos de mujeres alemanas se enfrentaron a las ametralladoras de la GESTAPO que amenazaban con dispararles si no abandonaban el lugar. No sólo no abandonaron el lugar sino que permanecieron en él gritando "Asesinos!" a quienes les amenazaban. Las ametralladoras no dispararon ni un solo tiro y los maridos de estas mujeres que se encontraban detenidos en un piso de la calle Rosenstrasse fueron liberados. Se trataba de alrededor de 2000 judíos de Berlín casados con mujeres alemanas que habían sobrevivido hasta entonces por estar casados con mujeres arias.
A comienzos del año 1943 todavía vivían en Berlín alrededor de 10.000 judíos. Unos 8.000 eran trabajadores considerados insustituibles y los otros 2.000 eran hombres casados con mujeres alemanas. A finales de febrero Goebbels dio órdenes para eliminarlos a todos. A los 8.000 trabajadores los enviaron a campos de exterminio y a los otros 2.000 los detuvieron y los encerraron en lo que fue un centro judío, ubicado en la calle Rosenstrasse. Durante los seis días siguientes se estima que 6.000 mujeres alemanas, entre ellas la señora Lowenstein y su hija Karin, llegaron a Rosenstrasse gritando "¡Devolvednos a nuestros maridos!"
Al cabo de unos días, la Gestapo, preocupados por los disturbios, acudieron con ametralladoras y apuntando a las mujeres les advirtieron que si no se dispersaban les dispararían. La protesta creció, las mujeres cambiaron sus gritos por los de "¡Asesinos! Asesinos!". La Gestapo nunca disparó un tiro.
El 6 de marzo, Goebbels reconoció el desastre que supondría para la imagen del Reich matar a mujeres alemanas en las calles de Berlín, y ordenó que todos los hombres fueran liberados. Todos ellos podrían sobrevivir a la guerra. De hecho, el 98% de los hombres judíos que sobrevivieron a la guerra en Alemania, estaban casados con mujeres alemanas.
Karin Steinberg, junto a su madre Maria Lowenstein, tomó parte en aquella protesta, a finales del invierno de 1943, en la que cientos de mujeres alemanas se enfrentaron a las ametralladoras de la GESTAPO que amenazaban con dispararles si no abandonaban el lugar. No sólo no abandonaron el lugar sino que permanecieron en él gritando "Asesinos!" a quienes les amenazaban. Las ametralladoras no dispararon ni un solo tiro y los maridos de estas mujeres que se encontraban detenidos en un piso de la calle Rosenstrasse fueron liberados. Se trataba de alrededor de 2000 judíos de Berlín casados con mujeres alemanas que habían sobrevivido hasta entonces por estar casados con mujeres arias.
A comienzos del año 1943 todavía vivían en Berlín alrededor de 10.000 judíos. Unos 8.000 eran trabajadores considerados insustituibles y los otros 2.000 eran hombres casados con mujeres alemanas. A finales de febrero Goebbels dio órdenes para eliminarlos a todos. A los 8.000 trabajadores los enviaron a campos de exterminio y a los otros 2.000 los detuvieron y los encerraron en lo que fue un centro judío, ubicado en la calle Rosenstrasse. Durante los seis días siguientes se estima que 6.000 mujeres alemanas, entre ellas la señora Lowenstein y su hija Karin, llegaron a Rosenstrasse gritando "¡Devolvednos a nuestros maridos!"
Al cabo de unos días, la Gestapo, preocupados por los disturbios, acudieron con ametralladoras y apuntando a las mujeres les advirtieron que si no se dispersaban les dispararían. La protesta creció, las mujeres cambiaron sus gritos por los de "¡Asesinos! Asesinos!". La Gestapo nunca disparó un tiro.
El 6 de marzo, Goebbels reconoció el desastre que supondría para la imagen del Reich matar a mujeres alemanas en las calles de Berlín, y ordenó que todos los hombres fueran liberados. Todos ellos podrían sobrevivir a la guerra. De hecho, el 98% de los hombres judíos que sobrevivieron a la guerra en Alemania, estaban casados con mujeres alemanas.
Fotografía de la familia Lowenstein-Steinberg, tomada en 1939, con
Henry, 14 años; Karin, 24 años; Max, 54 años; y Maria, 45 años. Es parte del Lowenstein Family Holocaust Papers collection at the University of Denver.
las otras víctimas
Están las víctimas del "Holocausto", a las que les dedican museos, aniversarios, películas, libros, homenajes, visitas guiadas... mucha propaganda que sirve a determinados intereses...
Están las víctimas del "Terrorismo" a las que se les conceden ayudas económicas, libros, películas, espacio en los medios, homenajes... mucha propaganda que sirve a determinados intereses...
Pero hay muchas otras víctimas como los millones de muertos en Congo, los cientos de miles de civiles muertos en Iraq, en Afganistan, en Sirtia, en Líbano, en Palestina, en Serbia, en Kosovo... o como los hijos de quienes fueron asesinados en España a partir del 18 de julio de 1936 a quienes ni siquiera se les reconoce como víctimas. Víctimas ignoradas, silenciadas, calladas, humilladas... Víctimas a quienes ni siquiera se reconoce el derecho a ser víctimas.
Hoy publica El País un testimonio escalofriante:
Dos de la mañana del 15 de agosto de 1936. Un grupo de falangistas aporrea la puerta de una casa en Larraga (Navarra). “¡O abres o la tiramos abajo!”, gritan. Paulina Yoldi, esposa de Vicente Lamberto y madre de Maravillas (14 años), Pilar (10) y Josefina (7), abre. Los falangistas suben hasta el dormitorio y ordenan a Vicente que se vista y les acompañe. “Maravillas pidió ir con él. Y ya no les volvimos a ver”, relata Josefina. A la mañana siguiente, cuando fueron a llevarles el desayuno al Ayuntamiento, cuyo sótano se usaba entonces como cárcel, los falangistas les dijeron que ya no estaban allí. Y los vecinos —el consistorio estaba rodeado de casas, ventanas y ojos que lo vieron todo—, que los habían metido en un camión a primera hora y que Maravillas lloraba sin parar, con la ropa destrozada. “Al llegar al Ayuntamiento, a mi padre lo habían mandado al calabozo, pero a mi hermana la habían subido a la secretaría. Y allí la violaron”.
Josefina, que en marzo cumple 85 años, se levantó ayer a las cinco de la mañana para tomar un tren de Pamplona a Madrid y entregar en el consulado argentino un escrito con la historia de ese crimen atroz. Quiere que se incorpore a la única causa abierta en el mundo contra los crímenes del franquismo, la de Buenos Aires.
“A mi hermana la encontraron muerta, desnuda en un descampado, unos campesinos. Los perros la habían mordido y los campesinos le echaron gasolina y la quemaron. Varios de ellos me ayudaron años después a conseguir su certificado de defunción gracias a que contaron lo que habían visto en un juzgado de Estella”, recuerda. “A mi padre sí lo enterraron, pero por más que buscamos la fosa en el sitio que nos dijo un testigo, no dimos con ella”.
Josefina piensa en su último momento de felicidad. Fue hace casi 80 años. “Mi padre volvía del campo y yo salía a buscarle al camino. Me cogía de las manos y me subía a la yegua, que también nos quitaron tras matarle”.
La vida entera se torció para Josefina y su familia a partir del 16 de agosto de 1936. “Mi madre se puso a servir en la casa de un militar que no quería niños, así que a mi hermana y a mí nos dejó con otra familia que tenía una chica con síndrome de Down, a la que cuidábamos. A mi madre solo la veíamos los domingos”. Entonces no sabían dónde habían ido a parar. “Años después, vecinos del pueblo nos dijeron que uno de los hijos de aquella familia había violado a Maravillas”.
Paulina decidió probar suerte en Pamplona, donde ganaba unas pesetas cosiendo sacos de cemento. “Dormíamos las tres en un cuarto. Yo en los pies de la cama, y mi madre y mi hermana Pilar en la cabecera. Cuando no teníamos dinero, dormíamos en las escaleras. Para comer íbamos a un comedor social. Nos hacían cantar el Cara al sol antes de darnos la comida”.
Un día, el Ayuntamiento les reclamó pagos atrasados de la contribución de la casa de Larraga. “Mi madre y yo fuimos en tren de Pamplona a Tafalla y andando hasta Larraga, a 19 kilómetros. Lo recuerdo como si fuera hoy. Cada poco yo, que tenía 8 años, le preguntaba a mi madre cuánto faltaba. Ella decía: ‘¿Ves aquella lucecita? Allí’. Pero pasamos una lucecita y otra y otra y nunca llegábamos. Caminamos toda la madrugada. Cuando llegamos, nos encontramos un baúl con nuestras cosas en la calle. Lo habían sacado todo de la casa”.
Con 21 años, Josefina tomó una decisión de la que sigue arrepintiéndose. “Me hice monja porque quería trabajar con niños, que ninguno sufriera lo que yo. Mi madre nunca lo entendió. Ella culpaba a la Iglesia de la muerte de mi padre y mi hermana porque en el pueblo decían que habían sido los curas los que habían hecho una lista de rojos. A mi padre lo mataron porque era de UGT y por no ir a misa. Y a mi hermana porque quiso ir con él”.
Pilar llamó a Josefina cuando Paulina enfermó. Su madre quería despedirse, hacer las paces. “Pero las monjas me habían mandado a Pakistán y no llegué a tiempo. Me hubiera gustado pedirle perdón y decirle que tenía razón, porque las monjas me hicieron sufrir muchísimo. Me tenían de esclava, siempre fregando. Fueron crueles conmigo. Cuando a finales de los setenta empezaron las primeras exhumaciones y yo salía todos los días, haciendo autostop a buscar la fosa de mi padre, me lo prohibieron. ‘Algo habría hecho tu padre’, me dijeron”.
Josefina pasó 46 años en aquella orden. Hace 16 dejó de ser monja. “Ahora ya no voy a misa, no creo en nada. He llorado mucho, he sufrido mucho, pero aquí estoy”, relata esta mujer valiente que confiesa que hizo su primer amigo hace cinco años, cuando la invitaron a formar parte de la Asociación de Familiares de Fusilados y Desaparecidos en Navarra.
Están las víctimas del "Terrorismo" a las que se les conceden ayudas económicas, libros, películas, espacio en los medios, homenajes... mucha propaganda que sirve a determinados intereses...
Pero hay muchas otras víctimas como los millones de muertos en Congo, los cientos de miles de civiles muertos en Iraq, en Afganistan, en Sirtia, en Líbano, en Palestina, en Serbia, en Kosovo... o como los hijos de quienes fueron asesinados en España a partir del 18 de julio de 1936 a quienes ni siquiera se les reconoce como víctimas. Víctimas ignoradas, silenciadas, calladas, humilladas... Víctimas a quienes ni siquiera se reconoce el derecho a ser víctimas.
Hoy publica El País un testimonio escalofriante:
Dos de la mañana del 15 de agosto de 1936. Un grupo de falangistas aporrea la puerta de una casa en Larraga (Navarra). “¡O abres o la tiramos abajo!”, gritan. Paulina Yoldi, esposa de Vicente Lamberto y madre de Maravillas (14 años), Pilar (10) y Josefina (7), abre. Los falangistas suben hasta el dormitorio y ordenan a Vicente que se vista y les acompañe. “Maravillas pidió ir con él. Y ya no les volvimos a ver”, relata Josefina. A la mañana siguiente, cuando fueron a llevarles el desayuno al Ayuntamiento, cuyo sótano se usaba entonces como cárcel, los falangistas les dijeron que ya no estaban allí. Y los vecinos —el consistorio estaba rodeado de casas, ventanas y ojos que lo vieron todo—, que los habían metido en un camión a primera hora y que Maravillas lloraba sin parar, con la ropa destrozada. “Al llegar al Ayuntamiento, a mi padre lo habían mandado al calabozo, pero a mi hermana la habían subido a la secretaría. Y allí la violaron”.
Josefina, que en marzo cumple 85 años, se levantó ayer a las cinco de la mañana para tomar un tren de Pamplona a Madrid y entregar en el consulado argentino un escrito con la historia de ese crimen atroz. Quiere que se incorpore a la única causa abierta en el mundo contra los crímenes del franquismo, la de Buenos Aires.
“A mi hermana la encontraron muerta, desnuda en un descampado, unos campesinos. Los perros la habían mordido y los campesinos le echaron gasolina y la quemaron. Varios de ellos me ayudaron años después a conseguir su certificado de defunción gracias a que contaron lo que habían visto en un juzgado de Estella”, recuerda. “A mi padre sí lo enterraron, pero por más que buscamos la fosa en el sitio que nos dijo un testigo, no dimos con ella”.
Josefina piensa en su último momento de felicidad. Fue hace casi 80 años. “Mi padre volvía del campo y yo salía a buscarle al camino. Me cogía de las manos y me subía a la yegua, que también nos quitaron tras matarle”.
La vida entera se torció para Josefina y su familia a partir del 16 de agosto de 1936. “Mi madre se puso a servir en la casa de un militar que no quería niños, así que a mi hermana y a mí nos dejó con otra familia que tenía una chica con síndrome de Down, a la que cuidábamos. A mi madre solo la veíamos los domingos”. Entonces no sabían dónde habían ido a parar. “Años después, vecinos del pueblo nos dijeron que uno de los hijos de aquella familia había violado a Maravillas”.
Paulina decidió probar suerte en Pamplona, donde ganaba unas pesetas cosiendo sacos de cemento. “Dormíamos las tres en un cuarto. Yo en los pies de la cama, y mi madre y mi hermana Pilar en la cabecera. Cuando no teníamos dinero, dormíamos en las escaleras. Para comer íbamos a un comedor social. Nos hacían cantar el Cara al sol antes de darnos la comida”.
Un día, el Ayuntamiento les reclamó pagos atrasados de la contribución de la casa de Larraga. “Mi madre y yo fuimos en tren de Pamplona a Tafalla y andando hasta Larraga, a 19 kilómetros. Lo recuerdo como si fuera hoy. Cada poco yo, que tenía 8 años, le preguntaba a mi madre cuánto faltaba. Ella decía: ‘¿Ves aquella lucecita? Allí’. Pero pasamos una lucecita y otra y otra y nunca llegábamos. Caminamos toda la madrugada. Cuando llegamos, nos encontramos un baúl con nuestras cosas en la calle. Lo habían sacado todo de la casa”.
Con 21 años, Josefina tomó una decisión de la que sigue arrepintiéndose. “Me hice monja porque quería trabajar con niños, que ninguno sufriera lo que yo. Mi madre nunca lo entendió. Ella culpaba a la Iglesia de la muerte de mi padre y mi hermana porque en el pueblo decían que habían sido los curas los que habían hecho una lista de rojos. A mi padre lo mataron porque era de UGT y por no ir a misa. Y a mi hermana porque quiso ir con él”.
Pilar llamó a Josefina cuando Paulina enfermó. Su madre quería despedirse, hacer las paces. “Pero las monjas me habían mandado a Pakistán y no llegué a tiempo. Me hubiera gustado pedirle perdón y decirle que tenía razón, porque las monjas me hicieron sufrir muchísimo. Me tenían de esclava, siempre fregando. Fueron crueles conmigo. Cuando a finales de los setenta empezaron las primeras exhumaciones y yo salía todos los días, haciendo autostop a buscar la fosa de mi padre, me lo prohibieron. ‘Algo habría hecho tu padre’, me dijeron”.
Josefina pasó 46 años en aquella orden. Hace 16 dejó de ser monja. “Ahora ya no voy a misa, no creo en nada. He llorado mucho, he sufrido mucho, pero aquí estoy”, relata esta mujer valiente que confiesa que hizo su primer amigo hace cinco años, cuando la invitaron a formar parte de la Asociación de Familiares de Fusilados y Desaparecidos en Navarra.
carpintería bajo la nieve
Mañana fría de invierno. Lentamente caen los copos de nieve y lentamente también todo se cubre con el manto blanco y frío del invierno. Pero en un momento... el blanco de la nieve es interrumpido por los colores vivos de algo que se mueve sobre una rama del olmo seco y enfermo que queda justo frente a la ventana... Allí está el picapinos (Dendrocopos major)
Mientras observamos sus nerviosos movimientos picando la corteza del olmo aparece un pequeño herrerillo (Parus caeruleus) también nervioso, agitado, preocupado por estas cosas blancas y frías que caen del cielo... le vemos, sabemos que está allí, pero no quiere ser fotografiado... se esconde, nos observa desde su escondite y echa a volar...
la inhumanidad de los humanos
"Niños en el zoo de Amberes, mirando a los leones, a los monos, a los leones marinos. Después de haber visto todos los animales, a la salida se encontraron con una caja vacía. Dentro de la caja había un espejo. Y sobre el espejo, esta frase: 'El ser humano, el animal más peligroso que existe'."
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 75
"A fin de cuentas, para el Reich los prisioneros no eran humanos y, por tanto, no merecían ser tratados como personas. Los nazis pretendían arrancarles de raíz las ganas de vivir."
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 158-159
"... bien pensado, los animales tampoco son humanos, pero ninguno de nuestros guardias trataría a un animal como trata a los Häftlinge (prisioneros)... He llegado a la conclusión de que un guardia SS no se vuelve violento o sádico porque opine que el preso no es un ser humano; al contrario, la rabia que siente es cada vez mayor y se convierte en sadismo cuando se da cuenta de que el preso es no solo un hombre inferior, como le han dicho, sino, precisamente y a fin de cuentas, un hombre como él, en el fondo, y, mire, lo que al guardia le parece insoportable es esa resistencia, esa persistencia callada del otro, y, en consecuencia, el guardia le da una paliza para intentar que desaparezca esa humanidad común. Por supuesto, no funciona: cuanto más pega el guardia, más se da cuenta de que el preso se niega a considerarse a sí mismo como no humano. Al final, no le queda ya más solución que matarlo, lo cual es admitir el fracaso de forma definitiva."
Jonathan Littell, Las benévolas, p. 630
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 75
"A fin de cuentas, para el Reich los prisioneros no eran humanos y, por tanto, no merecían ser tratados como personas. Los nazis pretendían arrancarles de raíz las ganas de vivir."
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 158-159
"... bien pensado, los animales tampoco son humanos, pero ninguno de nuestros guardias trataría a un animal como trata a los Häftlinge (prisioneros)... He llegado a la conclusión de que un guardia SS no se vuelve violento o sádico porque opine que el preso no es un ser humano; al contrario, la rabia que siente es cada vez mayor y se convierte en sadismo cuando se da cuenta de que el preso es no solo un hombre inferior, como le han dicho, sino, precisamente y a fin de cuentas, un hombre como él, en el fondo, y, mire, lo que al guardia le parece insoportable es esa resistencia, esa persistencia callada del otro, y, en consecuencia, el guardia le da una paliza para intentar que desaparezca esa humanidad común. Por supuesto, no funciona: cuanto más pega el guardia, más se da cuenta de que el preso se niega a considerarse a sí mismo como no humano. Al final, no le queda ya más solución que matarlo, lo cual es admitir el fracaso de forma definitiva."
Jonathan Littell, Las benévolas, p. 630
matar: un asunto médico
"Servatius declaró al acusado inocente de las acusacionesque le imputaban responsabilidad en «la recogida de esqueletos, esterilizaciones, muertes por gas, y parecidos asuntos médicos», y el juez Halevi le interrumpió: «Doctor Servatius, supongo que hacometido usted un lapsus linguae al decir que las muertes por gas eran un asunto médico». A lo que Servatius replicó: «Era realmente un asunto médico puesto que fue dispuesto por médicos. Era una cuestión de matar. Y matar también es un asunto médico»..."
Hannah Arendt, Eichmann en Jerusalén, p. 105
La propaganda israelí nos ha acostumbrado a creer que las únicas víctimas del nazismo fueron los judíos. En realidad el nacionalsocialismo fue una ideología de su época. Una ideología que se apoyaba en gran parte en la idea "científica" de la selección natural y en el racismo científico. Durante muchos siglos los judíos sufrieron persecuciones por ser diferentes, porque vivían en comunidades cerradas, porque comían distinto, porque tenían sus propias costumbres... este "odio al otro", alimentado durante siglos, propició que las ideologías racistas del siglo XX les considerasen como una raza diferente y, por supuesto, inferior. El nacionalsocialismo alemán no tenía la exclusiva de esta ideología y fueron muchos los europeos y americanos que pensaban igual. El nacionalsocialismo alemán llevó a la práctica sus ideas en un ambiente propicio para ello y diseñó varios programas para corregir los fallos de la selección natural:
"Otro ejemplo... el del programa de exterminación de los inválidos y los enfermos mentales, llamado 'Eutanasis' o 'T-4', que se creó dos años antes que el programa 'Solución final'. En ese programa, a los enfermos, seleccionados mediante disposiciones legales, los recibían en un edificio unas enfermeras profesionales que registraban la entrada y los desnudaban; unos médicos los examinaban y los llevaban a un cuarto cerrado; un operario abría el gas; otros, limpiaban; un policía extendía el certificado de defunción. Cuando, después de la guerra, interrogaron a esas personas, todas dijeron: '¿Culpable yo?'. La enfermera no mató a nadie, se limitó a desnudar y a tranquilizar a unos enfermos, gestos habituales en su profesión. El médico tampoco mató a nadie; sencillamente confirmó un diagnóstico, ateniéndose a criterios fijados por otras instancias. El peón que abre la llave del gas, esa persona que es, pues, la que se halla más próxima en el tiempo y en el espacio al asesinato, realiza una operación técnica bajo el control de sus superiores y de los médicos. Los obreros que vacían el cuarto realizan una indispensable tarea de saneamiento, y muy repugnante además. El policía sigue el procedimiento reglamentario, que es dejar constancia de un fallecimiento y de que ha sucedido sin vulnerar las leyes vigentes. ¿Quién es el culpable, pues? ¿Todos o nadie? ¿Por qué iba a ser más culpable el operario encargado del gas que el operario encargado de las calderas, el jardín o los vehículos? Igual sucede con todas las facetas de esa gigantesca empresa. ¿Es culpable, por ejemplo, el guardagujas del ferrocarril de la muerte de los judíos a quienes encarriló hacia un campo? ..."
Jonathan Littell, Las benévolas, p. 27
Hannah Arendt, Eichmann en Jerusalén, p. 105
La propaganda israelí nos ha acostumbrado a creer que las únicas víctimas del nazismo fueron los judíos. En realidad el nacionalsocialismo fue una ideología de su época. Una ideología que se apoyaba en gran parte en la idea "científica" de la selección natural y en el racismo científico. Durante muchos siglos los judíos sufrieron persecuciones por ser diferentes, porque vivían en comunidades cerradas, porque comían distinto, porque tenían sus propias costumbres... este "odio al otro", alimentado durante siglos, propició que las ideologías racistas del siglo XX les considerasen como una raza diferente y, por supuesto, inferior. El nacionalsocialismo alemán no tenía la exclusiva de esta ideología y fueron muchos los europeos y americanos que pensaban igual. El nacionalsocialismo alemán llevó a la práctica sus ideas en un ambiente propicio para ello y diseñó varios programas para corregir los fallos de la selección natural:
"Otro ejemplo... el del programa de exterminación de los inválidos y los enfermos mentales, llamado 'Eutanasis' o 'T-4', que se creó dos años antes que el programa 'Solución final'. En ese programa, a los enfermos, seleccionados mediante disposiciones legales, los recibían en un edificio unas enfermeras profesionales que registraban la entrada y los desnudaban; unos médicos los examinaban y los llevaban a un cuarto cerrado; un operario abría el gas; otros, limpiaban; un policía extendía el certificado de defunción. Cuando, después de la guerra, interrogaron a esas personas, todas dijeron: '¿Culpable yo?'. La enfermera no mató a nadie, se limitó a desnudar y a tranquilizar a unos enfermos, gestos habituales en su profesión. El médico tampoco mató a nadie; sencillamente confirmó un diagnóstico, ateniéndose a criterios fijados por otras instancias. El peón que abre la llave del gas, esa persona que es, pues, la que se halla más próxima en el tiempo y en el espacio al asesinato, realiza una operación técnica bajo el control de sus superiores y de los médicos. Los obreros que vacían el cuarto realizan una indispensable tarea de saneamiento, y muy repugnante además. El policía sigue el procedimiento reglamentario, que es dejar constancia de un fallecimiento y de que ha sucedido sin vulnerar las leyes vigentes. ¿Quién es el culpable, pues? ¿Todos o nadie? ¿Por qué iba a ser más culpable el operario encargado del gas que el operario encargado de las calderas, el jardín o los vehículos? Igual sucede con todas las facetas de esa gigantesca empresa. ¿Es culpable, por ejemplo, el guardagujas del ferrocarril de la muerte de los judíos a quienes encarriló hacia un campo? ..."
Jonathan Littell, Las benévolas, p. 27
genocidios modernos
"... el genocidio moderno es un proceso que las masas hacen padecer a las masas y por las masas. Es también... un proceso segmentado por las exigencias de los procedimientos industriales. De la misma forma que, según Marx, el obrero está alienado en lo referido al producto de su trabajo, en el genocidio o en la guerra total en su forma moderna, el ejecutante está alienado respecto al producto de su acción. Esto es válido incluso para el caso de un hombre que apoye el fusil en la cabeza de otro hombre y apriete el gatillo. Pues a la víctima la trajeron otros hombres y su muerte la decidieron otros diferentes y también el que dispara sabe que no es sino el último eslabón de una cadena larguísima y que no tiene que hacerse más preguntas que las que se hace el miembro de un pelotón que, en la vida civil, ejecuta a un hombre que las leyes han condenado como es debido. Quien dispara sabe que es el azar el que determina que dispare él, que un compañero acordone y otro más conduzca el camión..."
Jonathan Littell, Las benévolas, p. 26-27
Jonathan Littell, Las benévolas, p. 26-27
la guerra total
"También consiste en eso la guerra total: lo civil ya no existe, y entre el niño judío que muere en la cámara de gas o fusilado y el niño alemán a quien matan las bombas incendiarias no hay sino una diferencia de medios: esas dos muertes eran inútiles por igual, ninguna de las dos abrevió la guerra ni un segundo, pero en ambos casos el hombre o los hombres que los mataron creían que era justo y necesario..."
Jonathan Littell, Las benévolas, p. 26
Jonathan Littell, Las benévolas, p. 26
miércoles, 29 de enero de 2014
miércoles 29 de enero de 2014
San Valero
Nublado con algunos claros. Chubascos débiles y un poco de nieve
Lluvia: 2 l./m2
Temperatura: 1'1º a 8º
Humedad: 25-49
Presión atmosférica: 1002 mb
Luna: NUEVA
Nublado con algunos claros. Chubascos débiles y un poco de nieve
Lluvia: 2 l./m2
Temperatura: 1'1º a 8º
Humedad: 25-49
Presión atmosférica: 1002 mb
Luna: NUEVA
Mammelokker: Caritas romana
"Se hicieron una foto al pie de la torre Belfort, bajo una escultura de mármol a la que llaman Mammelokker: una mujer aparece dando el pecho a su padre. El relieve se basa en la leyenda clásica de Cimón y su hija Pero. Cimón había sido condenado a morir de hambre, y su hija iba a visitarlo a la cárcel todas las mañanas, sin faltar una. A escondidas, daba de mamar a su padre. Cuando los vigilantes se percataron del engaño, en lugar de castigarlos se conmovieron y dejaron en libertad a padre e hija. A este motivo se le llama Catitas romana, y fue pintado por primera vez en las paredes de Pompeya. El mismo Rubens pintó más de un cuadro sobre el tema..."
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 127
Fresco de Pompeya
Rubens, Caridad romana, 1612
Rubens, Cimón y Pero, 1625
Enlaces:
- La muchacha amamantando a su padre en la tradición clásica
- La caridad romana
sobre lenguas y personas
"Mi lengua no es la más rica... ¿Por qué escribir en flamenco, una lengua situada entre las dos grandes tradiciones de Francia y Alemania?... Porque me coloca en el mundo como persona... Sin la lengua de los obreros de la calle Ferrerlaan, yo no sería el mismo."
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 139
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 139
las novias
Die Freundinnen, Gustav Klimt, 1916
Junto con muchas otras obras y objetos de arte, esta pintura fue quemada por tropas nazis en 1945 para evitar que los soviéticos, en su avance hacia Berlín, se apropiaran de los tesoros artísticos resguardados de los bombardeos en el castillo de Immendorff (Austria).Más información sobre arte perdido en elhurgador
"... hablando de los cuadros de Klimt, mi preferido es otro, uno que se titula Las novias. En él aparecen dos jóvenes: una desnuda, la otra vestida de rojo. Una de ellas apoya la cabeza en el hombro de la otra. Y, aunque hay un desnudo, la fuerza está en la expresión de las dos chicas. Ese cuadro también es erótico, sin duda, pero el Eros va ligado al sosiego."
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 144
rupturas
"Las rupturas no llegan de repente, acostumbran a ser consecuencia de una herida que lleva tiempo abierta. Como en los terremotos, las capas interiores de la tierra presionan en silencio, una contra otra, hasta que, en un momento dado, desgarran la corteza terrestre. La razón de la ruptura, la causa más profunda, tampoco solemos verla con claridad hasta que ha pasado un tiempo. Y pocas veces suele ser única -un solo desencuentro, una sola riña- la razón que provoca todo ese terremoto."
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 84
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, p. 84
29 de enero: 75 años de los bombardeos de La Garriga
El 29 de enero de 1939, hace hoy exactamente 75 años, cuando Barcelona ya había sido ocupada por el ejército rebelde del General Franco, la comarca de La Garriga vivió uno de los episodios más dramáticos de su historia: un bombardeo cruel y absurdo sobre una población indefensa, un bombardeo como tantos otros que ya habían padecido otros pueblos y ciudades tanto de Cataluña como de toda la península.
Los bombardeos sobre población civil fueron una evolución de las tácticas militares y de la industria bélica que en la guerra de España se puso a prueba, con bombardeos como los de Guernica y Durango en el País Vasco o Granollers en Cataluña, y que durante la II Guerra Mundial causaría estragos entre la población civil de las ciudades alemanas.
Los bombardeos sobre población civil fueron una evolución de las tácticas militares y de la industria bélica que en la guerra de España se puso a prueba, con bombardeos como los de Guernica y Durango en el País Vasco o Granollers en Cataluña, y que durante la II Guerra Mundial causaría estragos entre la población civil de las ciudades alemanas.
29 de enero... día de San Valero
Hoy, día 29 de enero, igual que hace 31 años... exactamente el día 29 de enero de 1983... se celebra el día del patrón de Aragón, el afamado y glorioso San Valero... nombre de gran raigambre en las familias aragonesas, como lo fue aquella que creció junto al mar Cantábrico del linaje iniciado por un hijo de Calaceite, también llamado Valero.
San Valero, pintado por Francisco de Goya y Lucientes
Romance baturro de San Valero
Tuve yo, cuando era chico,
(¡Felices tiempos aquéllos!)
una niñera baturra
(bastante guapa por cierto),
que era un arsenal de historias,
de oraciones y de cuentos,
y cada vez que llegaba
el veintinueve de enero,
mientras mecía mi cuna
o me daba el alimento
consistente en unas cuantas
cucharadas de borregos,
me refería la historia
del glorioso San Valero.
Aquel romance ha quedado
esculpido en mi cerebro
y hoy, a falta de otra cosa,
viene como anillo al dedo.
Como obra de la ignorancia
y la inspiración del pueblo,
no hay que decir que contiene
disparates y conceptos
que las personas sensatas
no deben tomar en serio.
Si hay alguna irreverencia
que la perdonéis espero,
porque sé de buena tinta
que el que compuso los versos
fué, hasta el día de su muerte,
creyente y cristiano viejo
y a mi, al darlos a la imprenta,
no me guía mas objeto
que avivar en mi memoria
mis infantiles recuerdos.
Decía así mi niñera...
(con música, por supuesto)
¿Qué les pasa a las campanas
del Pilar y de la Seo
que repican con mas fuerza
que si se quemara el Ebro?
¿Por qué Jupiter, Saturnio,
Mercurio y demás luceros
tién mas brillo que otros días
y en la bóveda del cielo
detienen, por un instante,
sus noturnos movimientos?
¿Y por qué razón los peces
que hay en el río Gállego
asoman el morro juera
del agua que es su elemento?
Es porque ha venido al mundo
el bendito San Valero,
y no hay naide en Zaragoza
que no se halle satisfecho
al recibir la noticia
del mano acontecimiento.
Nuestra ceudá se encontraba
sin obispo hacía tiempo
por culpa de los romanos
que protestaban del clero,
y al que despuntaba un poco
lo ahorcaban u poco menos;
así es que al ver que llegaba
a realizarse el deseo
de que en la episcopal silla
un Santo tomara asiento,
no quedó en tó Zaragoza
hombre, mjer, gato u perro
que de júbilo y argullo
no hiciese mil aspavientos.
Se cebaron en las plazas
y prencipales paseos
luces de bengala y güetes
de cinco riales el ciento.
En la confección de tortas
y roscones, consumieron
las vendedoras y algunos
acreditaos confiteros,
diez tenajas de manteca
y ocho banastas de huevos.
Fue tan grande el rebullicio,
que hubo varios atropellos
y el gobernador despuso
que salieran al momento
cuatro u cinco batallones
de ceviles y lanceros
pa impedir que se le hiciera
negún prejuicio al comercio.
Mientras tanto, no cesaban
de predicar San Valero
y su diácono Vicente
por las ceudades y pueblos
pa convertir a los moros
y judíos de ambos sesos
que en aquella época aciaga
campaban por sus respetos
y robaban las verduras
y los higos de los güertos.
El emperador de Roma
Diocleciano, al saber esto,
se puso hecho una pantera,
pues tuvía mu mal genio
y estaba agriao por un voto
de censura que le dieron
un día en el Capitolio
por abandonar su puesto;
y publicó, pa vengase,
un bando, edito u decreto,
mandando que sus pretores
llevaran ataus y presos
al obispo y su diácono
pa aplicales el tormento
(que aún se usa en los hespitales)
de los botones de fuego.
El destenguido y célebre
jurisconsulto del reino
Marceliano, deseguida
se enterpuso de por medio
pa suavizar a unos y otros
y precurar un arreglo,
pero como ya el nigocio
había tomao mal sesgo
no tuvo, como otras veces,
el tato y el güen acierto
de impedir que desterraran
de su tierra a San Valero
y que el diácono Vicente,
atau a un poste de hierro,
le azotaran las espaldas
con unos zorros de cuero
untaus on sal y pimienta
pa mayor padecimiento.
Se marchó el obispo a Enape
que es, sigún dicen, un pueblo
que está cerca de Barbastro,
y el veitinueve de enero
del año trescientos trece,
día mas u día menos
murió, rodiau de los suyos,
dejando en el orbe entero
por sus cristianas vertudes
inolvidable ricuerdo.
Y aquí termina el romance
del glorioso San Valero
que es Patrón de Zaragoza
dende su fallecimiento.
(¡Felices tiempos aquéllos!)
una niñera baturra
(bastante guapa por cierto),
que era un arsenal de historias,
de oraciones y de cuentos,
y cada vez que llegaba
el veintinueve de enero,
mientras mecía mi cuna
o me daba el alimento
consistente en unas cuantas
cucharadas de borregos,
me refería la historia
del glorioso San Valero.
Aquel romance ha quedado
esculpido en mi cerebro
y hoy, a falta de otra cosa,
viene como anillo al dedo.
Como obra de la ignorancia
y la inspiración del pueblo,
no hay que decir que contiene
disparates y conceptos
que las personas sensatas
no deben tomar en serio.
Si hay alguna irreverencia
que la perdonéis espero,
porque sé de buena tinta
que el que compuso los versos
fué, hasta el día de su muerte,
creyente y cristiano viejo
y a mi, al darlos a la imprenta,
no me guía mas objeto
que avivar en mi memoria
mis infantiles recuerdos.
Decía así mi niñera...
(con música, por supuesto)
¿Qué les pasa a las campanas
del Pilar y de la Seo
que repican con mas fuerza
que si se quemara el Ebro?
¿Por qué Jupiter, Saturnio,
Mercurio y demás luceros
tién mas brillo que otros días
y en la bóveda del cielo
detienen, por un instante,
sus noturnos movimientos?
¿Y por qué razón los peces
que hay en el río Gállego
asoman el morro juera
del agua que es su elemento?
Es porque ha venido al mundo
el bendito San Valero,
y no hay naide en Zaragoza
que no se halle satisfecho
al recibir la noticia
del mano acontecimiento.
Nuestra ceudá se encontraba
sin obispo hacía tiempo
por culpa de los romanos
que protestaban del clero,
y al que despuntaba un poco
lo ahorcaban u poco menos;
así es que al ver que llegaba
a realizarse el deseo
de que en la episcopal silla
un Santo tomara asiento,
no quedó en tó Zaragoza
hombre, mjer, gato u perro
que de júbilo y argullo
no hiciese mil aspavientos.
Se cebaron en las plazas
y prencipales paseos
luces de bengala y güetes
de cinco riales el ciento.
En la confección de tortas
y roscones, consumieron
las vendedoras y algunos
acreditaos confiteros,
diez tenajas de manteca
y ocho banastas de huevos.
Fue tan grande el rebullicio,
que hubo varios atropellos
y el gobernador despuso
que salieran al momento
cuatro u cinco batallones
de ceviles y lanceros
pa impedir que se le hiciera
negún prejuicio al comercio.
Mientras tanto, no cesaban
de predicar San Valero
y su diácono Vicente
por las ceudades y pueblos
pa convertir a los moros
y judíos de ambos sesos
que en aquella época aciaga
campaban por sus respetos
y robaban las verduras
y los higos de los güertos.
El emperador de Roma
Diocleciano, al saber esto,
se puso hecho una pantera,
pues tuvía mu mal genio
y estaba agriao por un voto
de censura que le dieron
un día en el Capitolio
por abandonar su puesto;
y publicó, pa vengase,
un bando, edito u decreto,
mandando que sus pretores
llevaran ataus y presos
al obispo y su diácono
pa aplicales el tormento
(que aún se usa en los hespitales)
de los botones de fuego.
El destenguido y célebre
jurisconsulto del reino
Marceliano, deseguida
se enterpuso de por medio
pa suavizar a unos y otros
y precurar un arreglo,
pero como ya el nigocio
había tomao mal sesgo
no tuvo, como otras veces,
el tato y el güen acierto
de impedir que desterraran
de su tierra a San Valero
y que el diácono Vicente,
atau a un poste de hierro,
le azotaran las espaldas
con unos zorros de cuero
untaus on sal y pimienta
pa mayor padecimiento.
Se marchó el obispo a Enape
que es, sigún dicen, un pueblo
que está cerca de Barbastro,
y el veitinueve de enero
del año trescientos trece,
día mas u día menos
murió, rodiau de los suyos,
dejando en el orbe entero
por sus cristianas vertudes
inolvidable ricuerdo.
Y aquí termina el romance
del glorioso San Valero
que es Patrón de Zaragoza
dende su fallecimiento.
martes, 28 de enero de 2014
martes 28 de enero de 2014
Nublado. Chubascos débiles. Ráfagas de viento
Lluvia: 4 l./m2
Temperatura: 2'4º a 7'8º
Humedad: 28-52
Presión atmosférica: 995 mb
Luna: Menguante
Lluvia: 4 l./m2
Temperatura: 2'4º a 7'8º
Humedad: 28-52
Presión atmosférica: 995 mb
Luna: Menguante
sobre el derecho a la individualidad
El escritor israelí David Grossman apunta en su libro de ensayos titulado 'Escribir en la oscuridad' que «la literatura nos recuerda obligación de reivindicar el derecho a la individualidad y a la unicidad. Nos ayuda a recuperar una tendencia probada, sutil, hacia el individuo que está atrapado en el conflicto, sea de los nuestros o un enemigo; los complicados matices de las relaciones entre miembros de distintas comunidades; la precisión en las palabras y las descripciones; la flexibilidad del pensamiento; la capacidad y la fuerza de cambiar nuestro punto de vista inmóvil. El convencimiento profundo, vital, de que es posible comprender cualquier situación humana desde puntos de vista diferentes».
Tratar de comprender, esa fue una de mis metas cuando comencé a pensar en la escritura de mi novela 'Bilbao-New York-Bilbao'; comprender el modo de actuar y de pensar de unos personajes, que, en su mayoría, habían sido personas de carne y hueso antes de formar parte de la ficción novelesca.
Pretender dar una visión del País Vasco en su complejidad, una visión llena de matices, donde el ser humano fuera el centro de todo. Es por eso por lo que en la novela aparecen personajes de muy diferente procedencia y condición, pero siempre se trata de hablar de su lado humano, de sus virtudes y debilidades. Escribo, por ejemplo, sobre Ricardo Bastida, un arquitecto muy conocido en el Bilbao de la primera mitad del siglo XX, y sus mejores amigos, Aurelio Arteta, el pintor, e Indalecio Prieto, el político. Ellos tenían una relación muy fluida, cada uno con sus propias ideas. Sus mejores amigos eran de otra ideología y eso era lo que me interesaba. Hablar de personajes que dudan, que pueden equivocarse y, sin embargo, pueden llegar a tener momentos de lucidez y de entrega total para con el prójimo. Hablar, asimismo, de mi abuela materna, republicana, que iba en la posguerra a visitar cada tarde a mi abuelo paterno, héroe del bando nacional y enfermo de cáncer, y le leía la prensa afín a Franco. De vez en cuando, la abuela se detenía en su lectura y le decía al abuelo medio en broma: «Pero te das cuenta la sarta de mentiras que cuentan tus amigos. Es la última vez que te leo estas cosas». De todas maneras, a la tarde siguiente le volvería a leer el periódico, sin falta. Hablar, en definitiva, de la solidaridad que se establece entre las personas, también en las situaciones más difíciles.
La frase inicial de la novela da cuenta de esa postura moral para con la sociedad: «Los peces y los árboles se parecen». El lector puede pensar que no es verdad, que no hay nada similar entre un pez y un árbol, pero lo hay. Siempre hay un nexo entre las cosas más distantes. Aunque ese nexo sea casi imposible de reconocer. En el caso de los peces y los árboles el nexo de unión es el anillo. Los peces y los árboles tienen anillos en su interior. Anillos que marcan su edad. Los árboles, dentro del tronco, y los peces, en las escamas. Un anillo por cada año transcurrido. Así como los peces y los árboles, también los seres humanos tenemos algún nexo que nos une, aunque nuestra forma de pensar sea opuesta, aunque formemos parte de comunidades diferentes, aunque la lengua que utilicemos sea distinta.
Quisiera sinceramente pensar que el lector ha sabido captar el mensaje. Hace unos días recibí un mensaje electrónico de un lector a propósito de mi novela. En el libro aparece mi dirección de correo electrónico real por lo que desde su publicación he recibido cientos de mensajes. La mayoría hablan de sus vivencias personales, de aquello que les ha hecho recordar la lectura de la novela. Pues bien, el mensaje al que hacía referencia anteriormente llegaba desde Barcelona. Me contaba historias de la Guerra Civil parecidas a las de mis abuelos. Más adelante, relataba lo siguiente: «Durante el 23-F, por razones un tanto largas de explicar, mi padre se encontraba de jefe de la Guardia Municipal de San Sebastián. Era concejal de Tráfico, y ETA acababa de matar al jefe de la Guardia Municipal, por lo que de facto se convirtió en jefe provisional de la Guardia Municipal. El caso es que la noche del 23-F mi padre fue a la comisaría de la Guardia Municipal de San Sebastián, mandó formar. Y les dijo que los que estuvieran dispuestos a defender la democracia incluso a riesgo de perder la vida se quedaran, los que no, podían marchar. Todos o casi todos se quedaron. Ordenó que desde ese momento todas las comunicaciones por radio se hicieran en euskera (que mi padre no habla). Distribuyó a los guardias por distintos puntos clave de la ciudad, escondidos, y vigilando los cuarteles de Loyola y la casa cuartel de la Guardia Civil del barrio del Antiguo, hoy desaparecida, y algún sitio más que no recuerdo. Durante la noche, creo que fue un cabo que había sido 'ertzaina' o guardia de asalto durante la República se le acercó a mi padre y le dijo: 'Don Carlos, ¿usted es consciente de que si triunfan los golpistas nos fusilan al amanecer?', a lo cual mi padre respondió que sí, que qué se le iba a hacer. A la una de la madrugada, un grupo de tanquetas de la Guardia Civil se paseó por la avenida de la Libertad de San Sebastián, algo que poca gente sabe. Iban seguidas de lejos, a una distancia prudente para no ser visto, por un jeep de la Guardia Municipal. (…) Como todos sabemos, el golpe fracasó».
La historia me impresionó sobremanera, y más cuando supe que esa misma persona llegaría a ser amenazada por ETA y tuvo que llevar escolta. La carta del lector acababa con una reflexión luminosa: «Lo que más optimista me hace ser al respecto es que de la misma manera que mis padres se casaron y no importó que mis abuelos paternos fueran republicanos y mis abuelos maternos franquistas, yo me he casado con la sobrina de un ex etarra, y soy hijo de un amenazado y crecí con escoltas alrededor mío». Sus palabras denotan una postura muy generosa.
Coincido con Grossman en su visión de la literatura como reivindicación del derecho a la individualidad. Siempre he desconfiado de las visiones de grupo. Aquellas que anulan a la persona, que anteponen los fines a nombres y a apellidos concretos. Me gustan las excepciones, los personajes que se encuentran entre dos o más mundos, esos individuos que se alejan de visiones simplistas o reduccionistas. Creo también que la posición del escritor debería ser esa. De estar 'entre', de tratar de establecer nexos entre diferentes. Como aquel que, citando un poema de otro excelente escritor israelí, Yehuda Amijai, «en medio del puente olvida los extremos y se inclina sobre la barandilla mirando las aguas que fluyen abajo, y que también son una bandera».
Kirmen Uribe, El Norte de Castilla, 26 de diciembre de 2010
Tratar de comprender, esa fue una de mis metas cuando comencé a pensar en la escritura de mi novela 'Bilbao-New York-Bilbao'; comprender el modo de actuar y de pensar de unos personajes, que, en su mayoría, habían sido personas de carne y hueso antes de formar parte de la ficción novelesca.
Pretender dar una visión del País Vasco en su complejidad, una visión llena de matices, donde el ser humano fuera el centro de todo. Es por eso por lo que en la novela aparecen personajes de muy diferente procedencia y condición, pero siempre se trata de hablar de su lado humano, de sus virtudes y debilidades. Escribo, por ejemplo, sobre Ricardo Bastida, un arquitecto muy conocido en el Bilbao de la primera mitad del siglo XX, y sus mejores amigos, Aurelio Arteta, el pintor, e Indalecio Prieto, el político. Ellos tenían una relación muy fluida, cada uno con sus propias ideas. Sus mejores amigos eran de otra ideología y eso era lo que me interesaba. Hablar de personajes que dudan, que pueden equivocarse y, sin embargo, pueden llegar a tener momentos de lucidez y de entrega total para con el prójimo. Hablar, asimismo, de mi abuela materna, republicana, que iba en la posguerra a visitar cada tarde a mi abuelo paterno, héroe del bando nacional y enfermo de cáncer, y le leía la prensa afín a Franco. De vez en cuando, la abuela se detenía en su lectura y le decía al abuelo medio en broma: «Pero te das cuenta la sarta de mentiras que cuentan tus amigos. Es la última vez que te leo estas cosas». De todas maneras, a la tarde siguiente le volvería a leer el periódico, sin falta. Hablar, en definitiva, de la solidaridad que se establece entre las personas, también en las situaciones más difíciles.
La frase inicial de la novela da cuenta de esa postura moral para con la sociedad: «Los peces y los árboles se parecen». El lector puede pensar que no es verdad, que no hay nada similar entre un pez y un árbol, pero lo hay. Siempre hay un nexo entre las cosas más distantes. Aunque ese nexo sea casi imposible de reconocer. En el caso de los peces y los árboles el nexo de unión es el anillo. Los peces y los árboles tienen anillos en su interior. Anillos que marcan su edad. Los árboles, dentro del tronco, y los peces, en las escamas. Un anillo por cada año transcurrido. Así como los peces y los árboles, también los seres humanos tenemos algún nexo que nos une, aunque nuestra forma de pensar sea opuesta, aunque formemos parte de comunidades diferentes, aunque la lengua que utilicemos sea distinta.
Quisiera sinceramente pensar que el lector ha sabido captar el mensaje. Hace unos días recibí un mensaje electrónico de un lector a propósito de mi novela. En el libro aparece mi dirección de correo electrónico real por lo que desde su publicación he recibido cientos de mensajes. La mayoría hablan de sus vivencias personales, de aquello que les ha hecho recordar la lectura de la novela. Pues bien, el mensaje al que hacía referencia anteriormente llegaba desde Barcelona. Me contaba historias de la Guerra Civil parecidas a las de mis abuelos. Más adelante, relataba lo siguiente: «Durante el 23-F, por razones un tanto largas de explicar, mi padre se encontraba de jefe de la Guardia Municipal de San Sebastián. Era concejal de Tráfico, y ETA acababa de matar al jefe de la Guardia Municipal, por lo que de facto se convirtió en jefe provisional de la Guardia Municipal. El caso es que la noche del 23-F mi padre fue a la comisaría de la Guardia Municipal de San Sebastián, mandó formar. Y les dijo que los que estuvieran dispuestos a defender la democracia incluso a riesgo de perder la vida se quedaran, los que no, podían marchar. Todos o casi todos se quedaron. Ordenó que desde ese momento todas las comunicaciones por radio se hicieran en euskera (que mi padre no habla). Distribuyó a los guardias por distintos puntos clave de la ciudad, escondidos, y vigilando los cuarteles de Loyola y la casa cuartel de la Guardia Civil del barrio del Antiguo, hoy desaparecida, y algún sitio más que no recuerdo. Durante la noche, creo que fue un cabo que había sido 'ertzaina' o guardia de asalto durante la República se le acercó a mi padre y le dijo: 'Don Carlos, ¿usted es consciente de que si triunfan los golpistas nos fusilan al amanecer?', a lo cual mi padre respondió que sí, que qué se le iba a hacer. A la una de la madrugada, un grupo de tanquetas de la Guardia Civil se paseó por la avenida de la Libertad de San Sebastián, algo que poca gente sabe. Iban seguidas de lejos, a una distancia prudente para no ser visto, por un jeep de la Guardia Municipal. (…) Como todos sabemos, el golpe fracasó».
La historia me impresionó sobremanera, y más cuando supe que esa misma persona llegaría a ser amenazada por ETA y tuvo que llevar escolta. La carta del lector acababa con una reflexión luminosa: «Lo que más optimista me hace ser al respecto es que de la misma manera que mis padres se casaron y no importó que mis abuelos paternos fueran republicanos y mis abuelos maternos franquistas, yo me he casado con la sobrina de un ex etarra, y soy hijo de un amenazado y crecí con escoltas alrededor mío». Sus palabras denotan una postura muy generosa.
Coincido con Grossman en su visión de la literatura como reivindicación del derecho a la individualidad. Siempre he desconfiado de las visiones de grupo. Aquellas que anulan a la persona, que anteponen los fines a nombres y a apellidos concretos. Me gustan las excepciones, los personajes que se encuentran entre dos o más mundos, esos individuos que se alejan de visiones simplistas o reduccionistas. Creo también que la posición del escritor debería ser esa. De estar 'entre', de tratar de establecer nexos entre diferentes. Como aquel que, citando un poema de otro excelente escritor israelí, Yehuda Amijai, «en medio del puente olvida los extremos y se inclina sobre la barandilla mirando las aguas que fluyen abajo, y que también son una bandera».
Kirmen Uribe, El Norte de Castilla, 26 de diciembre de 2010
Lo que mueve el mundo
Kirmen Uribe, Mussche, Susa, 2012
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, trad.: Gerardo Markuleta, Seix-Barral, Barcelona, 2013
"La voz cálida que da forma a Lo que mueve el mundo susurra lo esencial para recuperar lazos familiares perdidos, en un relato que hilvana con mimo las escenas, guarda los silencios del olvido y recrea el instante fugaz con la sensibilidad, la ternura y el talento narrativo de Kirmen Uribe"
(De la contraportada del libro)
Una historia nada sencilla, pero contada de forma sencilla, con palabras sencillas, frases sencillas... Es el resultado de un escritor que domina el arte de escribir. Leer a Kirmen Uribe es como contemplar un dibujo de Picasso en el que con sólo tres o cuatro trazos de lápiz sobre el papel no sólo se puede ver lo que él ha querido representar sino que se ve la belleza de algo bien hecho, de algo perfecto, de algo que sólo puede ser obra de un artista de verdad. Pero además, la escritura de Kirmen, en su sencillez, está llena de tantas cosas que nos llegan hasta lo más profundo de nuestros sentimientos... es todo lo "que está entre líneas"...
El mismo Kirmen Uribe, a través del protagonista de su novela, reflexiona sobre qué es lo que hace que una obra literaria sea buena: "... No tiene nada que ver con la belleza. Ni con que sea contemporáneo, ni con que incorpore innovaciones formales. Esas son cuestiones teóricas, pasto para la crítica. En mi opinión, lo que importa es algo que no aparece en el texto, que está entre líneas..." (p. 132)
Kirmen Uribe: la pureza me da un poco de miedo
Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo, trad.: Gerardo Markuleta, Seix-Barral, Barcelona, 2013
"La voz cálida que da forma a Lo que mueve el mundo susurra lo esencial para recuperar lazos familiares perdidos, en un relato que hilvana con mimo las escenas, guarda los silencios del olvido y recrea el instante fugaz con la sensibilidad, la ternura y el talento narrativo de Kirmen Uribe"
(De la contraportada del libro)
Una historia nada sencilla, pero contada de forma sencilla, con palabras sencillas, frases sencillas... Es el resultado de un escritor que domina el arte de escribir. Leer a Kirmen Uribe es como contemplar un dibujo de Picasso en el que con sólo tres o cuatro trazos de lápiz sobre el papel no sólo se puede ver lo que él ha querido representar sino que se ve la belleza de algo bien hecho, de algo perfecto, de algo que sólo puede ser obra de un artista de verdad. Pero además, la escritura de Kirmen, en su sencillez, está llena de tantas cosas que nos llegan hasta lo más profundo de nuestros sentimientos... es todo lo "que está entre líneas"...
El mismo Kirmen Uribe, a través del protagonista de su novela, reflexiona sobre qué es lo que hace que una obra literaria sea buena: "... No tiene nada que ver con la belleza. Ni con que sea contemporáneo, ni con que incorpore innovaciones formales. Esas son cuestiones teóricas, pasto para la crítica. En mi opinión, lo que importa es algo que no aparece en el texto, que está entre líneas..." (p. 132)
Kirmen Uribe: la pureza me da un poco de miedo
Carmen Mussche con Kirmen Uribe
"Mi padre acogió a una niña vasca,
y ahora un escritor vasco
acoge a mi padre en un libro suyo.
El círculo se cierra”
(Carmen Mussche)
Robert Mussche, un héroe corriente
Estas son las palabras con las que termina esta historia:
"Nuestra hija Arane nació el 27 de noviembre de 2010. El 24 de abril de 2011 murió mi amigo Aitzol Aramaio. En una de las últimas ocasiones en que estuvimos juntos me dijo:
- Tienes que contar la historia de un héroe.
- Ya sabes que para mí no existen los héroes. A mí me gusta el lado frágil de las personas, no las hazañas. Los héroes me dan miedo.
- No te hablo de esos héroes. Te hablo de la gente corriente. Los héroes están ahí mismo, antes y ahora, aquí y en el ancho mundo; pequeños héroes que se dedican a ayudar a la gente.
Entonces me callé. Hoy le doy la razón. Los héroes están ahí, pequeños héroes que de vez en cuando se nos mueren.
Ea, aquí tienes la historia de un héroe, mi amigo del alma."
el cartujo quejique
Un día, aquel buen hombre quiso retirarse del mundo y acudió a un monasterio de cartujos para cambiar su vida. El abad le advirtió que sería una vida dura y, sobre todo, silenciosa. "Sólo podrás decir dos palabras cada año".
Pasó el primer año y como no había dicho todavía ninguna de las dos palabras que tenía permitido decir, el abad le dijo por señas que si quería podía aprovechar su oportunidad para decirlas. El nuevo cartujo dijo: "cama dura".
Pasó un año más y el nuevo monje no dijo ni una sola palabra más... El abd volvió a permitirle que dijera dos palabras antes de que acabara aquel segundo año y nuestro buen cartujo dijo: "comida mala".
Así pasó otro año más, el tercero. Al finalizar éste, el abad le recordó que tenía la oportunidad de decir las dos palabras de aquel tercer año y el cartujo dijo: "me voy". El abad se lo miró con cara de pena y dijo: "no me extraña... desde que llegaste no has hecho más que quejarte!"
Pasó el primer año y como no había dicho todavía ninguna de las dos palabras que tenía permitido decir, el abad le dijo por señas que si quería podía aprovechar su oportunidad para decirlas. El nuevo cartujo dijo: "cama dura".
Pasó un año más y el nuevo monje no dijo ni una sola palabra más... El abd volvió a permitirle que dijera dos palabras antes de que acabara aquel segundo año y nuestro buen cartujo dijo: "comida mala".
Así pasó otro año más, el tercero. Al finalizar éste, el abad le recordó que tenía la oportunidad de decir las dos palabras de aquel tercer año y el cartujo dijo: "me voy". El abad se lo miró con cara de pena y dijo: "no me extraña... desde que llegaste no has hecho más que quejarte!"
lunes, 27 de enero de 2014
lunes 27 de enero de 2014
Nublado. Chubascos débiles. Nieva un poco por la noche
Lluvia: 4 l./m2
Temperatura: 3'3º a 10'5º
Humedad: 24-51
Presión atmosférica: 1008 mb
Luna: Menguante
Lluvia: 4 l./m2
Temperatura: 3'3º a 10'5º
Humedad: 24-51
Presión atmosférica: 1008 mb
Luna: Menguante
domingo, 26 de enero de 2014
domingo 26 de enero de 2014
Nublado. Llueve un poco a última hora del día
Lluvia: 3 l./m2
Temperatura: 7'1º a 11'5º
Humedad: 37-72
Presión atmosférica: 1014 mb
Luna: Menguante
Lluvia: 3 l./m2
Temperatura: 7'1º a 11'5º
Humedad: 37-72
Presión atmosférica: 1014 mb
Luna: Menguante
sábado, 25 de enero de 2014
sábado 25 de enero de 2014
Nublado. Lloviznas durante todo el día
Lluvia: 5 l./m2
Temperatura: 8'8º a 11'2º
Humedad: 67-76
Presión atmosférica: 1025 mb
Luna: Menguante
Lluvia: 5 l./m2
Temperatura: 8'8º a 11'2º
Humedad: 67-76
Presión atmosférica: 1025 mb
Luna: Menguante
el judío que llevamos dentro
"Yo sé … por qué hemos
matado a los judíos. … . Al matar a los judíos hemos querido matarnos a
nosotros mismos, matar al judío que llevamos dentro, matar lo que, en
nosotros, se parecía a la idea que nos hacemos del judío. Matar en
nosotros al burgués tripón que cuenta los cuartos, que va detrás de los
honores y sueña con el poder, pero con un poder que imagina con la cara
de Napoleón III o de un banquero, matar la ética raquítica y
tranquilizadora de la burguesía, matar el ahorro, matar la obediencia,
matar la servidumbre del Knecht, matar todas esas bonitas
virtudes alemanas. Porque nunca hemos entendido que esos rasgos que les
atribuíamos a los judíos y a los que llamábamos bajeza, cobardía,
avaricia, avidez, sed de dominio y maldad fácil, son unos rasgos
esencialmente alemanes, y que si los judíos los tienen, es porque
soñaron con parecerse a los alemanes, con ser alemanes, porque nos
imitan servilmente por considerarnos la mismísima imagen de cuanto hay
hermoso y bueno en el reino de Alta Burguesía, el Becerro de Oro de los
que huyen de la aspereza del desierto de la Ley."
Jonathan Littell, Las benévolas, p. 878
Jonathan Littell, Las benévolas, p. 878
viernes, 24 de enero de 2014
viernes 24 de enero de 2014
Nublado. Por la tarde y por la noche llueve sin parar
Lluvia: 25 l./m2
Temperatura: 4'2º a 10'7º
Humedad: 26-75
Presión atmosférica: 1021 mb
Luna: Menguante
Lluvia: 25 l./m2
Temperatura: 4'2º a 10'7º
Humedad: 26-75
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Luna: Menguante
Gamonal y la Revolución Rusa de 1905
Los acontecimientos que han tenido lugar durante la pasada semana en el barrio El Gamonal de Burgos, si no recuerdan mucho a la Revolución Rusa de 1905, los comentarios de algunos medios sobre los primeros son muy similares a los que publicaron en la Ilustración Española sobre la segunda:
24 de enero: hoy hace 100 años
Selección de noticias importantes y curiosas de hace 100 años
Noticias de Rusia
Huelgas en Rusia en recuerdo de las víctimas del domingo sangriento (22 de enero de 1905)
Fracasa un atentado contra la zarina
Noticias curiosas
Sarah Bernhardt, caballero de la Legión de Honor
En 1914 existían al menos dos mujeres "cartero" !!!!!
jueves, 23 de enero de 2014
jueves 23 de enero de 2014
Nublado con chubascos
Lluvia: 2 l./m2
Temperatura: 4'3º a 8'7º
Humedad: 28-39
Presión atmosférica: 1025 mb
Luna: Menguante
Lluvia: 2 l./m2
Temperatura: 4'3º a 8'7º
Humedad: 28-39
Presión atmosférica: 1025 mb
Luna: Menguante
El juicio a Eichmann
Harry Mulisch, El juicio a Eichmann, Ariel, Barcelona, 2014
A través de los reportajes que escribió en 1961 durante le juicio a Adolf Eichmann, traducidos ahora por primera vez al castellano, el gran novelista holandés indaga en la personalidad de Eichmann, un hombre al que se castigó "por la muerte de todo un pueblo y por los crímenes de todo un país", y en las circunstancias que rodearon su juicio-venganza.
Un libro sincero y muy bien escrito en el que su autor reflexiona sobre la culpa, la responsabilidad, el bien y el mal; sobre los judíos, sobre Israel, sobre la naturaleza del fascismo, sobre los nazis, sobre la maldad, la crueldad, el arrepentimiento, el orgullo, la venganza, el paisaje, las gentes, las culturas, el amor, el odio, la memoria, los recuerdos, las ideas, las esperanzas...
Un libro que inexplicablemente no ha tenido el mismo eco que otros libros sobre el mismo asunto, como el de Hannah Arendt, por ejemplo.
Es el propio autior el que mejor puede hablarnos de su libro:
"... no soy ni jurista ni periodista, soy escritor, el único que se ha ocupado de Eichmann en esta medida. Nadie me pidió que escribiera este reportaje, me ofrecí yo, el caso Eichmann tiene que ver más conmigo de lo que sé; y esta relación va más allá de un vínculo temático con otras obras que he escrito o que escribiré: junto con el resto de mi obra, apunta a algo que busco... (...) ... Eichmann es una de las dos o tres personas que me han cambiado... me ha curado de muchas cosas: por ejemplo, de la indignación sin compromiso, aunque también de mucha despreocupación..." (p. 208)
A través de los reportajes que escribió en 1961 durante le juicio a Adolf Eichmann, traducidos ahora por primera vez al castellano, el gran novelista holandés indaga en la personalidad de Eichmann, un hombre al que se castigó "por la muerte de todo un pueblo y por los crímenes de todo un país", y en las circunstancias que rodearon su juicio-venganza.
Un libro sincero y muy bien escrito en el que su autor reflexiona sobre la culpa, la responsabilidad, el bien y el mal; sobre los judíos, sobre Israel, sobre la naturaleza del fascismo, sobre los nazis, sobre la maldad, la crueldad, el arrepentimiento, el orgullo, la venganza, el paisaje, las gentes, las culturas, el amor, el odio, la memoria, los recuerdos, las ideas, las esperanzas...
Un libro que inexplicablemente no ha tenido el mismo eco que otros libros sobre el mismo asunto, como el de Hannah Arendt, por ejemplo.
Es el propio autior el que mejor puede hablarnos de su libro:
"... no soy ni jurista ni periodista, soy escritor, el único que se ha ocupado de Eichmann en esta medida. Nadie me pidió que escribiera este reportaje, me ofrecí yo, el caso Eichmann tiene que ver más conmigo de lo que sé; y esta relación va más allá de un vínculo temático con otras obras que he escrito o que escribiré: junto con el resto de mi obra, apunta a algo que busco... (...) ... Eichmann es una de las dos o tres personas que me han cambiado... me ha curado de muchas cosas: por ejemplo, de la indignación sin compromiso, aunque también de mucha despreocupación..." (p. 208)
miércoles 22 de enero de 2013
Nublado con chubascos
Lluvia: 6 l./m2
Temperatura: 5'9º a 8'1º
Humedad: 27-39
Presión atmosférica: 1015 mb
Luna: Menguante
Lluvia: 6 l./m2
Temperatura: 5'9º a 8'1º
Humedad: 27-39
Presión atmosférica: 1015 mb
Luna: Menguante
martes, 21 de enero de 2014
martes 21 de enero de 2014
Nublado con chubascos débiles
Lluvia: 10 l./m2
Temperatura: 1'5º a 7'8º
Humedad: 28-40
Presión atmosférica: 1009 mb
Luna: Menguante
Lluvia: 10 l./m2
Temperatura: 1'5º a 7'8º
Humedad: 28-40
Presión atmosférica: 1009 mb
Luna: Menguante
lunes, 20 de enero de 2014
lunes 20 de enero de 2013
Llueve durante todo el día. Por la mañana nieva un poco
Lluvia: 15 l./m2
Temperatura: 2'7º a 7º
Humedad: 28-42
Presión atmosférica: 1015 mb
Luna: Menguante
Lluvia: 15 l./m2
Temperatura: 2'7º a 7º
Humedad: 28-42
Presión atmosférica: 1015 mb
Luna: Menguante
laudes
Laudes Domini
cum miraculo quod accidit in Aeduico
Rembrandt van Rijn, "Monk in the cornfield", 1646
Rijksmuseum, Amsterdam
John de Burgh Perceval, "Monk in the cornfield", 1988
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