Niebla en Nebaj, Quiché. Pueblo maya bajo ocupación militar
La Oración
Jean-Marie Simon *
Una
monja guatemalteca relató un incidente descrito por un patrullero
civil, que ocurrió en Tabil, Quiché, dos meses después del golpe de
1983. Después, el mismo patrullero confirmó los siguientes datos:
“En noviembre de 1983, un
hombre, a quien conozco bien, me vino a ver. Estaba llorando, estaba muy
molesto. Me dijo que el ejército había llegado a su aldea y había
presentado a cinco hombres de la misma aldea a la gente de ahí. Eran
prisioneros. Los aldeanos conocían a los hombres, eran sus vecinos. El
comandante les dijo que ellos eran guerrilleros y la patrulla civil
debía decidir qué hacer con ellos: los podían matar —ese era su
problema— o los podían dejar ir. Los militares dijeron que iban a
regresar para ver qué decisión habían tomado”.
“La patrulla civil no sabía
qué hacer. ‘¿Cómo vamos a matar a gente inocente?’, se acongojaron.
Estaban muy molestos porque sabían que sus vecinos no eran guerrilleros.
Todo ese tiempo, mientras decidían qué hacer, los cinco hombres estaban
parados ahí, al lado de ellos, y escuchaban. La mayoría de patrulleros
eran catequistas y decidieron orar a Dios para que les dijera qué hacer.
Todos empezaron a orar, los patrulleros y los condenados también.
Tomaron una decisión comunitaria de matar a los prisioneros porque, ‘si
nosotros no los matamos, ellos van a regresar y a masacrar a toda la
aldea, y las mujeres y los niños van a morir también’. Ya habían
experimentado las matanzas del ejército”.
“Les dijeron a los
prisioneros que los iban a matar, no porque creyeran que fueran
guerrilleros, sino simplemente para evitar una masacre. Les pidieron a
los condenados que los perdonaran por lo que estaban a punto de hacer, y
le pidieron perdón a Dios también, por tener que tomar esa terrible
decisión”.
“Todos en la aldea se
formaron y abrazaron a los condenados para despedirse de sus compañeros y
les pidieron perdón. Les pidieron a los hombres que comprendieran que
lo hacían por el bien de la aldea, y que era mejor que muriesen cinco
que toda la comunidad después. Uno de los cinco, el vecino del hombre
que me contó esto, le pidió que ‘por favor cuidara a su viuda y a sus
hijos, para que no murieran de hambre y que por favor cuidara sus
siembras y ayudara a las viudas a cosechar el maíz’”.
“Los hombres les dispararon a
los cinco prisioneros. Para su sorpresa, el ejército llegó momentos
después del asesinato; se habían escondido en un lugar cercano para ver
qué hacía la gente. Ese día, había cinco nuevas viudas y 18 huérfanos en
esa comunidad”.
*Jean-Marie Simon vivió y
trabajó en Guatemala entre 1980 y 1988. Documentó el conflicto, tanto en
el área urbana como en la rural. Sobre todo en la región ixil, en donde
realizó la mayor parte de su proyecto. Se considera que en ese lugar
ocurrió genocidio, delito por el cual se realiza el juicio contra José
Efraín Ríos Montt y José Rodríguez Sánchez.