lunes, 9 de diciembre de 2013

alegría cristiana

Para algunos como Volker Kauder, un señor muy cristiano, todo un "caballero cristiano", la mano derecha de Angela Merkel... matar a una persona puede alegrar a alguien en "el sentido cristiano de la palabra".

Los hechos son los siguientes...

Tras el asesinato de Osama Bin Laden, la canciller alemana, Angela Merkel, declaró: "me alegro de que se haya logrado matar a Bin Laden". Para que no hubiera malos entendidos y malas interpretaciones, su mano derecha, el caballero cristiano llamado Volker Kauder, aclaró que la canciller se había alegrado en el sentido cristiano de la palabra... es decir, se había alegrado "cristianamente" por el asesinato de Bion Laden, y lo explicó, a la rancia manera clásica, con un silogismo: "Como cristiano considero que en el mundo existe el Mal. Osama era malvado. Y como cristianos podemos alegrarnos de que ahora haya menos mal en el mundo,"

Por algo parecido a esto que hacen Angela Merkel y Volker Kauder, De Juana Chaos cumplió pena de cárcel... Para alegrarse de la muerte de alguien hay que saber elegir bien a los malos...

Leo y releo los cuatro evangelios, y no encuentro por ninguna parte nada que tenga que ver con que haya que matar a los malos. No sólo eso, sino que el principal protagonista de estas historias, a quien dicen seguir los cristianos, Jesús de Nazaret, el Cristo, se caracterizaba especialmente por proteger a quienes eran generalmente considerados como malos: putas y publicanos (cobradores de impuestos).

Por otra parte el que exista el "mal" en el mundo no creo que sea una doctrina cristiana... es algo que es evidente. Pero que exista el mal no significa que existan los malos puros. Por supuesto que existe el mal. El mal existe en todos y cada uno de nosotros... por eso, aquel Jesús de Nazaret djo: "El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra".

¿Además quién decide que alguien es malvado?  Mucho menos sin haberle juzgado. Cuando se juzga a alguien se juzgan sus actos y los buenos o malos serán sus actos. Pero es que en el caso de Bin Laden, ni siquiera fue juzgado.

Quienes tienen el poder de hacerlo matan a alguien porque ellos han decidido que es un malvado. Para matar a este malvado matan también a otras personas a las que ni siquiera han calificado como malvadas, por el solo hecho de que estaban allí. Muchos se alegran de esto. De estos muchos, algunos, también muchos, no se avergüenzan de manifestarlo públicamente... y todos los demás... miramos hacia otro lado, y hacemos como que no sabemos nada...

De ste asunto, y de otros de similar naturaleza, hablaba, en un excelente artículo publicado el Babelia (El País) del sábado 7 de diciembre y titulado "¿Tortura salvadora?", Ferdinand von Schirach.