"El médico termina de examinarnos y nos tranquiliza. Su voz grave y cordial
precede los medicamentos cuya receta escribe ahora, sentado ante su mesa. De
cuando en cuando alza la cabeza y sonríe, alentándonos. No es de cuidado, en una
semana estaremos bien. Nos arrellanamos en nuestro sillón, felices, y miramos
distraídamente en torno. De pronto, en la penumbra debajo de la mesa vemos las
piernas del médico. Se ha subido los pantalones hasta los muslos, y tiene medias
de mujer."
Julio Cortázar, Historias de Cronopios y Famas
El cuento. Revista de Imaginación, nº 12, mayo de 1965, p. 420