martes, 29 de abril de 2014

todo esto


Hoy vuelve a llover. Busco refugio en un pequeño abrigo bajo la roca. Las cabras corren también a guarecerse de la lluvia junto a mí, esperando a que escampe para seguir comiendo un poco de aquí... un poco de allí. Se oye, al fondo del valle, el constante rumor del agua del río que este año fluye con inusual abundancia sonora. Mirlos, jilgueros, petirrojos, carboneros, herrerillos, algún ruiseñor, alguna rapaz de vez en cuando, el torcecuellos... gorjean, trinan, chillan o canturrean a nuestro alrededor... y yo me quedo absorto mirando hacia lo lejos. Bajo el peso de un plomizo cielo gris que desciende en un húmedo abrazo hasta la tierra, detengo mi mirada en las lejanas cumbres y en cercanos cerros cubiertos de un relajante color verde primaveral. En algunos lugares, breves destellos florales, blancos y amarillos, interrumpen el verde del fondo. En otros, oscuras encinas y las temblorosas hojas de brillante color verde de los chopos salpican la monotonía verde y gris de la ladera que tengo frente a mí. Extiendo mi mirada a izquierda, a derecha, hacia arriba y hacia abajo, y compruebo con gran satisfacción que "todo esto nunca será mío"... y con mayor satisfacción aún que siento que yo soy todo esto... que todo esto es parte de mí y que yo soy una pequeñísima parte de todo esto...