"... durante la guerra me escondí de los nazis, pero alguna vez tuve la oportunidad de verlos de cerca. Unos chicos sencillos, en absoluto monstruos, algo infantiles, alborotadores, les gustaba bromear, tocaban el piano, daban de comer a los gatitos; pero les lavaron el cerebro. Y solo debido a ese lavado de cerebro hicieron cosas atroces a pesar de que en el fondo no eran malos, solo estaban corrompidos. Las ideas depravadas los corrompieron."
Amos Oz, Entre amigos. Esperanto, p. 145-146