Bernard Schlink, El lector, Anagrama, Barcelona, 1997
"¿Por qué lo que fue hermoso, cuando miramos atrás, se nos vuelve quebradizo al saber que ocultaba verdades amargas?"
"¿qué habría hecho usted en mi lugar?"
La lectura de esta breve novela, de la que existe una magnífica versión cinematográfica interpretada por la gran actriz que es Kate Winslet, es un estímulo a la reflexión. Una reflexión turbadora que nos saca del estado de anestesia que impide nuestra comprensión del mal, de cómo el mal anida también en las almas buenas junto con el bien.
Esta reflexión es turbadora porque nos conduce a sentir que todos somos culpables, que hasta en las almas más simples se encuentran las semillas de comportamientos que creemos que sólo pueden pertenecer a los malvados.
Una reflexión que nos ayuda a vislumbrar la complejidad del alma humana, las inexplicables motivaciones de muchos de nuestros actos. No siempre se hace el bien porque se desee hacer el bien. Tampoco para hacer el mal es preciso siempre desear hacerlo. Podemos hacer el mal queriendo hacer el bien...
"... cuando la anestesia se apodera de nuestros sentimientos... ¿de qué no seremos capaces?"
Y la anestesia se apodera frecuentemente de nuestros sentimientos...
Cuando pensamos en cómo es posible que tanta gente en la Alemania nazi o en la España franquista contemplase pasivamente tantos crímenes y colaborase de alguna manera con ellos. Cuando nos horroriza pensar en lo que aquellas personas consintieron y en lo que aquellas personas colaboraron... deberíamos hacernos a nosotros mismos la misma pregunta que dirige Hanna al juez: ""¿qué habría hecho usted en mi lugar?"... ¿qué habríamos hecho nosotros en su lugar?