"Pero cuando haya lesiones, las pagarás: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, cardenal por cardenal." (Éxodo 21:23-25)
"Al que lesione a un conciudadano, se le hará lo que él ha hecho: fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente. La lesión que causó a otro se le causará a él." (Levítico 24: 19-20)
Estas normas tan claras y tan justas fueron dictadas a los judíos por Moisés para evitar la venganza desmedida. Cuando los judíos se impusieron esta norma de "ojo por ojo y diente por diente", pretendían poner límites a la venganza, unos límites que convirtieran la venganza en algo que llamaron justicia y que todavía hoy recibe ese nombre. La venganza legalizada hoy también se llama justicia.
A pesar de esta norma tan justa, las sociedades modernas y "democráticas" que reivindican con tanto entusiasmo sus raíces cristianas deberían saber que el fundador del cristianismo, un tal Jesús de Nazaret, un palestino que al parecer vivió hace unos dos mil años, abolió esta ley tan justa sustituyéndola por otra más caritativa:
"Os han enseñado que se mandó: Ojo por ojo, diente por diente. Pues yo os digo: No hagais frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, vuélvele también la otra..." (Mateo 5: 38-39)
El Estado de Israel funda sus leyes en la Torá, es decir, en los libros de la Biblia conocidos como el Pentateuco entre los que se encuentran tanto el Éxodo como el Levítico antes citados, y por tanto debería acogerse a la ley allí proclamada: "ojo por ojo y diente por diente". Sin embargo no lo hacen. Para aplicar su propia ley escrupulosamente deberían encontrar a los culpables y matarlos. En lugar de eso matan indiscriminadamente a muchos más y organizan una cruel y sanguinaria venganza colectiva.
El pasado 12 de junio desaparecieron tres colonos israelíes menores de edad cuando
hacían autostop en una carretera de Cisjordania, al lado de la colonia
de Gush Etzion y cerca de la ciudad cisjordana de Hebrón. Durante la
operación de búsqueda, el Ejército israelí mató a 8 civiles palestinos,
arrestó a más de 500 personas y asaltó casas, instituciones,
universidades y sedes de ONG y revistas.
El hallazgo el 30 de
junio por el Ejército de los cuerpos de los jóvenes asesinados
aparentemente poco tiempo después de su desaparición, ha dado lugar a
más actos de violencia contra población palestina por parte de colonos
israelíes y a una operación militar de castigos colectivos de
envergadura. La misma tarde del 30 de junio, el Ejército inició la
operación de castigo contra las familias de los dos palestinos al que el
gobierno israelí imputa el triple asesinato, y demolió sus casas.
También sometió a la Franja de Gaza a más de treinta bombardeos, en el
que murió un joven palestino.
Las sociedades "modernas" y "democráticas" que reivindican sus raíces cristianas, aplauden este comportamiento. ¡Qué bonito!
Castigos colectivos contra el pueblo palestino