sábado, 12 de julio de 2014

esa pamplina consternada

 José Hernández, ilustración para El Aleph

Diálogo sobre un diálogo

    A -Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja... Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.
 Z (burlón) -Pero sospecho que al final no se resolvieron
 A (ya en plena mística) -Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.


Jorge Luis Borges, Diálogo sobre un diálogo (El Hacedor)