Juan Yagüe Blanco.. el General Yagüe, todavía tiene una calle en Madrid y en Oviedo y un hospital con su nombre en la ciudad de Burgos.
Estas son sus hazañas:
Yagüe había recorrido 500 kilómetros en cuatro semanas, perpetrando
horribles matanzas en Andalucía y Extremadura, lo cual había provocado
que sus tropas fueran conocidas como “la columna de la muerte”. Las
masacres de Badajoz, Mérida y Almendralejo son particularmente
conocidas. De hecho, los corresponsales Jay Allen, Mário Neves y John T.
Whitaker presenciaron los crímenes cometidos en Badajoz por los
legionarios y los regulares. Mário Neves descubrió una enorme columna de
humo blanco y, gracias a una conversación ocasional con un sacerdote,
localizó su procedencia. Las tropas de Yagüe habían amontonado los
cadáveres de sus víctimas en el cementerio e incineraban sus restos con
gasolina. Horrorizado, Neves envió un despacho telefónico a su
periódico, el Diário de Lisboa, comunicando su intención irrevocable de partir hacia otro lugar: “Me voy. Quiero salir de Badajoz, cueste lo que cueste, tan pronto como sea posible y con la firme promesa de no regresar”. No menos sobrecogido, Allen escribió para el Chicago Tribune: “Esta
es la historia más dolorosa que me ha tocado escribir. […] La represión
comenzó apenas se tomó la ciudad. En la plaza de toros, han fusilado
con ametralladoras a más de 1.800 hombres y mujeres. Hay más sangre de
la que uno pueda imaginar en 1.800 cuerpos”. John T. Whitaker
interrogó al coronel Yagüe, preguntándole si era cierto que habían
fusilado a 4.000 prisioneros. Sin avergonzarse, Yagüe contesto: “Claro
que los fusilamos. ¿Qué esperaba? ¿Suponía que iba a llevar 4.000 rojos
conmigo mientras mi columna avanzaba contrarreloj? ¿Suponía que iba a
dejarles sueltos a mi espalda y dejar que volvieran a edificar una
Badajoz roja?” En La columna de la muerte. El avance del ejército franquista de Sevilla a Badajoz (2003),
el historiador Francisco Espinosa Maestre documenta la identidad de
1.518 personas fusiladas en Badajoz por las tropas del coronel Yagüe,
rebajando el alcance de la represión, pero al mismo tiempo indica que en
toda la provincia la cifra total de ejecuciones supera las 12.000.
Espinosa, que realizó un minucioso trabajo de campo pueblo por pueblo,
sostiene que la represión “no fue una consecuencia de la guerra,
sino una de sus razones explicativas fundamentales. […] La violencia
formaba parte del proyecto inicial de los insurgentes, dispuestos a
exterminar a todos los elementos de la sociedad española –políticos,
sindicalistas, profesionales, maestros…- que habían contribuido a
articular la alternativa reformista iniciada en 1931”. Para Espinosa, Badajoz es una prefiguración de Auschwitz.
(extraído del blog de Rafael Narbona)