"Los mendigos, sobre todo los que no carecen de cierta nobleza, deberían pedir limosna sin dejarse ver, por medio de los periódicos. En teoría, y siempre de lejos, uno puede amar a su prójimo; pero de cerca es casi imposible. Si las cosas ocurrieran como en los escenarios, en los ballets, donde los pobres, vestidos con andrajos de seda y jirones de blonda, mendigan danzando graciosamente, los podríamos admirar. Admirar, pero no amar..."
Ivan en Los hermanos Karamazov, de Fiodor Dostoyevski
“Era amable con ellos en cosas que me costaban poco. Después cruzaba el aparcamiento y les cerraba la puerta de acero en las narices. ¿Era eso correcto?”
William T. Vollmann, Los pobres