domingo, 27 de octubre de 2013

la arrogancia del odio

"Venceréis... pero no convenceréis"

El 12 de octubre de 1936, en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, el fascista Millán Astray gritaba, "¿Puedo hablar? ¿Puedo hablar?". Su escolta presentó armas y alguien del público gritó:"!¡Viva la muerte!". Millán habló, o más bien berreó, como hoy berreaban en la Manifestación de Madrid los fascistas de la AVT: "¡Cataluña y el País Vasco, el País Vasco y Cataluña, son dos cánceres en el cuerpo de la nación! ¡El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí!". Se excitó sobremanera hasta tal punto que no pudo seguir hablando. Resollando, se cuadró mientras se oían gritos de "¡viva España!"

La respuesta de Unamuno a estas bravatas fue más o menos así: "Acabo de oír el grito necrófilo e insensato de ’¡viva la muerte!’. Esto me suena lo mismo que, ¡muera la vida!’. Y yo, que he pasado toda la vida creando paradojas que provocaron el enojo de quienes no las comprendieron, he de deciros, con autoridad en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. Puesto que fue proclamada en homenaje al último orador, entiendo que fue dirigida a él, si bien de una forma excesiva y tortuosa, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la,muerte. ¡Y otra cosa! El general Millán Astray es un inválido. No es preciso decirlo en un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma. Desgraciadamente, hay hoy en día demasiados inválidos. Y pronto habrá más si Dios no nos ayuda. Me duele pensar que el general Míllán Astray pueda dictar las normas de psicología de las masas. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que era un hombre, no un superhombre, viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un inválido, como dije, que carezca de esa superioridad de espíritu suele sentirse aliviado viendo cómo aumenta el número de mutilados alrededor de él. (... ) El general Millán Astray quisiera crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por ello desearía una España mutilada..."

Hoy, en el año 2013, hemos podido oir por la radio a una multitud berreante que coreaba gritos parecidos a los de Millán Astray en 1936, pidiendo odio, venganza, derrota total. Desean que se reconozca que son los vencedores y quieren pisar a los vencidos, hacer que saquen la lengua, quieren regodearse en el sufrimiento de aquellos a quienes quieren que se reconozca como vencidos.

Lo más gracioso es que se consideran "cristianos" y que en cualquier momento pueden ponerse a hablar de paz...

¿Viva la muerte? ¿Muera la vida?