Esta novela fue escrita por un joven Heinrich Böll recién acabada la guerra, al poco tiempo de su regreso a su Colonia natal, tras sufrir en carne propia la crueldad de la guerra y le angustia de la destrucción de su ciudad.
Esta novela fue rechazada por los editores alemanes en la convicción de que el público no deseaba que se le recordara una etapa ingrata y muy reciente de su vida. No fue editada hasta 1992, después del fallecimiento de su autor.
Esta es la presentación de la novela que hacía Heinrich Böll en 1950: "La acción empieza el día de la capitulación y, en el capítulo II, retrocede al comienzo de la guerra; no se dice nada de la guerra y casi nada de la posguerra, la época dorada del mercado negro y la corrupción: sólo muestra a las personas de esta hora y su hambre, y narra una historia de amor, lineal y sobria, con la auteridad de la generación del regreso que sabe que en este mundo no hay patrias."
El anuncio que prepararon los editores en 1950, aunque finalmente no fue editada, fue el siguiente: "La novela empieza el día del alto el fuego. Lo que sucede después no son grandes hazañas, no hay una progresión, se trata, sencillamente, de la vida humana: ¡peligro constante! De la guerra no se habla y de la posguerra, casi tampoco. Heinrich Böll se limita a mostrar la gente en esta hora. Y esta gente nos enseña que no es poco que, por lo menos, percibamos el aliento del alma, que, por lo menos, nos llegue la irradiación del amor, que, desde el fondo lleno de escombros de la fe, podamos impedir que se apague la luz eterna. Es una historia de amor, lineal y sobria, narrada con la austeridad de la generación del regreso que sabe que en este mundo no hay patrias. Al principio, la narración parece descarnada y cruda; pero no es mero realismo. Con una mano casi terriblemente suave, Böll nos conduce hasta lo más desolado de la soledad de una gente que sólo tiene la vida. Este libro permite comprobar algo que ya se adivinaba en trabajos anteriores, que también hoy se puede leer, ¡se debe leer!
En el epílogo redactado en 1992 por Werner Bellmann, podemos leer lo siguiente:
"El ángel callaba ocupa una posición clave en la obra de Böll. Independientemente de ello, la novela merece interés como ejemplo característico de la literatura del regreso y la devastación y como documento literario de la situación alemana en mayo de 1945. Lleva al lector a diferentes escenarios de una ciudad en ruinas (que no se nombra pero que es inconfundible: Colonia), a barrios míseros, a hospitales improvisados y a iglesias bombardeadas. Muestra a personas traumatizadas por la guerra, que, en un principio, envidian a los muertos y, poco a poco, van cobrando valor para afrontar la vida, y coloca frente a ellos a los que políticamente están siempre a salvo y siguen dedicándose a sus negocios como si nada hubiera ocurrido -protagonistas de la restauración que crea una nueva sociedad fundada en la adquisición de propiedad y el egoísmo familiar."
Georg Grasegger, San Miguel, 1920, Catedral de Colonia
La gran escultura de roble, no pintada, de San
Miguel fue creada por el escultor coloniense Georg Grasegger como
monumento sepulcral en memoria de los caídos de la Primera Guerra
Mundial. La figura de tamaño sobrenatural está adosada a una plancha
rectangular de madera, que lleva inscritos, a ambos lados del arcángel,
los nombres de los caídos en la guerra. San Miguel es representado como
vencedor del dragón y del mal, y porta espada y escudo. Debajo de sus
pies se retuerce el diablo, que es enmarcado a ambos lados por las
figuras arrodilladas del maestro de obras y del prepósito de la
Catedral. Esta escultura de San Miguel es la primera escultura moderna
colocada después de la terminación de las obras de la Catedral en el
siglo XIX.
Dra. Leonie Becks, historiadora del arte