Esta es la entrada número 1000 (MIL) de los pensamientos cabreados.
Aunque no hay que exagerar, y a pesar de que a Borges no le hubiera gustado, hay que decir que el sistema decimal tiene cierto encanto.
La anécdota sobre las circunstancias en las que Jorge Luis Borges pronunció la frase "usted exagera los encantos del sistema decimal" ha sido contado muchas veces y por muchas personas, pero es probable que todas las versiones tengan como origen el relato que hace Alicia Jurado en la página 61 de su libro Genio y figura de Jorge Luis Borges:
“A partir de 1970
[...] sigue llevando en Buenos Aires la vida de siempre, que dos hechos
afligentes [sic] ensombrecen: la avanzada edad de doña Leonor y la
crítica situación de la Argentina. La madre muere en el invierno de
1975, a los noventa y nueve años, pero ya hacía tiempo que se encontraba
tullida y postrada en la cama. Mantuvo la cabeza lúcida hasta el fin,
pero en la última etapa solía confundir los hechos y las personas y tuve
que suspender la anotación de sus memorias, que había empezado, por
temor a que me diera datos inexactos. Esa lenta desintegración debió de
ser desgarradora para el hijo; recuerdo la amarga respuesta, tan
típicamente suya, cuando una de esas personas sin imaginación se lamentó
de que la pobre señora no hubiese alcanzado el siglo: ‘Usted exagera
los encantos del sistema decimal’”.