"Mi infancia no es ni un paraíso perdido ni un traumatismo ancestral. Me la imagino más bien como un lento período de obediencia. Tenemos tendencia a idealizar nuestros comienzos, pero un niño es, antes que nada, un paquete que hay que alimentar, transportar y acostar. A cambio del alojamiento y la comida, el paquete se adapta más o menos al reglamento interno.
Los nostálgicos de la infanciason aquellos que añoran la época en la que se ocupaban de ellos.
Al fin y al cabo, una comisaría de policía es como una guardería: te desnudan, te dan de comer, te vigilan, no te dejan salir..."