Los cuentos de Onetti, tal como desvela Muñoz Molina en el prólogo, son cuentos para leer y para releer, porque cada vez que los volvemos a leer nos adentramos más en ellos a medida que nos adentramos en nuestra propia vida. No porque los cuentos de Onetti entren en nuestra vida, sino porque somos nosotros, es nuestra vida la que va penetrando en ellos...