domingo, 28 de diciembre de 2014

El Belén infernal

Pablo Ruiz Picasso, Guernica (fragmento)

Ya que estamos en la época de "la Navidad", traemos aquí una interesante interpretación navideña del famoso cuadro de Picasso. Se puede leer el artículo completo aquí

El 'Belén de los infiernos' como fin de la tradición occidental.

Sin duda es la mitad izquierda del cuadro la que contiene la mayor parte de carga mítica y simbólica del cuadro, y es de hecho una antítesis simbólica del tradicional icono de la Natividad, conocido popularmente como Portal de Belén. Estamos ante una verdadera inversión de la tradicional imagen donde cada símbolo se presenta bajo la forma de su perfecto reflejo especular. Así lo que en el icono tradicional es alegría y esperanza aquí es dolor y desesperación, donde había orden y armonía aquí hay caos y desequilibrio. 


Es decir, en vez de asistir al clásico 'Belén viviente' que conmemora el nacimiento del Hijo de Dios entre los hombres y donde se celebra que: 



"un niño nos ha nacido, 
un hijo se nos ha dado."

(Is. 9:6) 


Aquí asistimos a una suerte de 'belén muriente' o 'sufriente', donde la alegría y el gozo  por el feliz nacimiento desaparecen en una escena profunda y monstruosamente trágica: el niño yace muerto en manos de su madre, en una inversión exacta de la tradicional imagen de las Vírgenes  sedentes -típicas del arte románico- con el Niño sentado en el regazo. 

Efectivamente a la crítica de arte de corte académico no le ha pasado por alto que el modelo iconográfico de esta desgarradora 'madre con el niño muerto' es la imagen clásica de la Piedad. Pero recordemos que ese Niño es el Rey del Mundo, el chakravartin, que mueve la rueda de la manifestación y ordena el mundo en una armonía celestial: estamos por tanto ante la 'muerte de Dios' que anunciara Nietzsche y que calificara como paso necesario y esencia de la postmodernidad. 

Además de la imagen especular -o infernal- de la clásica Virgen con el Niño, hay presentes, en esta suerte de 'Belén de los infiernos', otros conocidos símbolos de la Natividad. 


Sin duda los que más llaman la atención son el buey y la mula, bajo su forma de caballo y toro, que, como ya vimos en otra entrada de este blog, son símbolos ancestrales de la complementariedad de los opuestos: el toro la noche y las tradiciones lunares-matriarcales, el caballo símbolo del día y las tradiciones solares-heroicas. Ambos aparecen en el cuadro rodeando a la 'madre con el niño' casi como en las tradicionales Natividades románicas. 

Extraído de Agnosis

Roger van der Weyden, Adoración de los Magos (1455)