Leon Tolstoi, La muerte de Ivan Ilich, Traducción de Augusto Vidal, Ediciones Folio, 2002
Obra breve y tardía de un maestro, La muerte de Ivan Ilich, ha sido considerada por algunos grandes de la literatura universal como una novela perfecta. Tolstoi, en su madurez, indaga, de forma magistral, en el sinsentido de la vida ("vanitas vanitatis") condenada desde el principio a un final que todos conocemos pero que nadie acepta ni quiere aceptar, porque la muerte es algo que siempre ocurre a los demás... a Ivan Ilich. Mientras aquella llega, la vida es un transcurrir de pequeños placeres, ansiedades, ambiciones, convencionalismos y frustraciones de todo tipo. La muerte, siempre presente en nuestras vidas, es considerada como algo extraño que siempre ocurre a otros y cuando la vemos de cerca la ignoramos hipócritamente. Tolstoi reflexiona sobre la muerte, sobre la compasión, y sobre el dolor de quien sabe que su vida se acaba.
El depurado estilo de Toltoi, sencillo pero profundo, irónico y sincero, convierte la lectura de esta obra en un auténtico placer y en una lección de vida que debería prepararnos para encarar de frente la muerte de los seres queridos y la nuestra.
Porque, volver a Tolstoi, una y otra vez, es casi una necesidad.
La vida y la muerte de Iván Ilich: sobre la vulnerabilidad y lo singular